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El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía, martes 25 de enero del 2000


Andalucías falsificadas

En esta sociedad mediática, somos siervos del imperio de las marcas, de los logotipos, de los valores establecidos. Igual que existe lo políticamente correcto, y , ay, del que se atreva a ir en contra, que lo llevan a la Inquisición de la Modernidad, también existe lo consumistamente correcto. Estaba el domingo al pie de la sierra de Gibalbín, silencio de marisma a lo lejos, en un grato almuerzo en la finca de unos amigos, y un lebrijano culto y campero, heredero de la sabiduría andaluza de Villalón, de Halcón y de Cortines Murube, me dijo:

-- Tú y yo llevamos un Barbour, que es lo que vestimos cuando venimos al campo los agricultores y los escritores. Pero pasate por las calles de Lebrija, y verás que todo el mundo lleva un Barbour. Verdadero o falso, pero un Barbour...

Es lo consumistamente correcto. Vas el domingo a un multicines de un centro comercial, y todos los chavalotes de los barrios llevan el mismo atuendo, tan americano. Hasta se han enterado que han pasado de moda aquellas botorras de las que dijo Barbeito que parecían los cochecitos de choque de las ferias. Todos llevan el mismo forro polar, el mismo peinado así como del barbero del anuncio del Fanta. Vivimos en el mundo de las marcas y todos rendimos culto a esos nuevos dioses del consumo. Verdadero o falso, es lo mismo. Lo importante es estar a la que salta en los programas del corazón, en la prensa rosa. En las esquinas de mi barrio, las gitanas verdaderas venden toda suerte de artículos falsos, todos de marca, y el pregón es una delicia:

--- ¡Niña, la Chemí Lacó baratita...!

Llegan los guardias, y, zas, recogen la sábana y salen corriendo con las chemilacós falsas, en la verdadera sabiduría del pueblo gitano. A los grandes centros comerciales de nuestras ciudades les han salido esas industrias subsidiarias que son los inmigrantes de color (con o sin papeles) que a la puerta venden el verdadero bolso Dior falso, el verdadero cinturón Moschino falso, la verdadera corbata Hermés falsa.

Y ahora, el verdadero toro de Osborne falso. La Policía ha desarticulado una red de estampaciones del indultado toro de Manuel Prieto en camisetas, en gorras, en bolsas... El que los taurinos llaman "el toro del coñá" ha dejado de ser anuncio de una bodega del Puerto de Santa María para pasar a símbolo de España, como el tricornio de la Guardia Civil o el "Guernica" de Picasso. Andalucía prestando signos de identidad a España, como siempre. Lo que no me explico es cómo la Policía persigue con tal ahínco a los falsificadores del toro de Osborne y ni la Policía ni la Junta siguen de oficio la pista cuasi delictiva de tanto falsificador de las señas de identidad andaluza como hay por ahí. Hablo, por ejemplo, de la copla. ¿Habrá algo más andaluz que el género que codificaron en cánones de belleza insuperable dos artistas como el Maestro Quiroga y Rafael de León? Bueno, pues el mercado está lleno de verdaderas coplas falsas lanzadas, distribuidas y vendidas con la mayor impunidad y la Policía no interviene, ni la Consejería de Cultura de la Junta pasa el tanto de culpa al fiscal para que actúe de oficio. Muy bien que la Policía detenga a los que falsifican el símbolo andaluz del toro de Manuel Prieto. Pero me parece incomprensible que, mientras tanto, continúen en libertad cuantos han perpetrado esa falsificación colectiva en forma de disco a la que han puesto de título el sagrado nombre de "Tatuaje". Encima...


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