Teófila Martínez
se ha enfadado bastante con González, porque el feudal Señor
de Castellar de la Frontera bajó el otro día a Alcalá de
los Panaderos y dijo que a los pelotazos ahora les dicen
"stock options" punto com. La cosa va de modernidad
hasta el punto (com) que no sé cómo no se ha caído la red
enterita de Internet cuando han colgado allí el sitio de
navegación de un gafe que hasta hundía las naves en plan
Hernán Cortés del mal fario y el mal bajío. No he entrado
en esa página, ni lo haré, porque estoy seguro que pongo
www.innombrable.com y de momento se me borra el disco duro y
se me borran hasta los discos de Concha Piquer que tengo junto
a la vieja gramola.
Teófila no tiene
ninguna razón con su cabreo. Pues naturalmente que González
habla del pelotazo... ¿No va a hablar? ¿Quién mejor que
Noé para hablar del diluvio? ¿Quién que Salomón para
dictar sentencia sobre Eliancito? No sé cómo Teófila, con
la de guardias que lleva peladas en las garitas de los
baluartes de Cádiz, no ha aprendido de la gracia de la Cuna
de la Libertad. Mira, Teófila: a González con el pelotazo le
pasa como a mi con el tartajeo. Aunque cuando tengo delante un
micrófono me creo que soy Castelar y no me atasco en una sola
palabra, en privado me atranco más que un 600 en el
París-Dakar. No tengo el menor complejo con mi tartamudez. Al
fin y al cabo, dicen que Demóstenes se atrancaba más que
Pepe Oneto y que yo juntos. Y la filosofía de Juan Belmonte
no se explica sin su tartajeo elegante, a lo Oxford, cuando le
preguntaban cómo un banderillero suyo podía llegar a
gobernador civil:
--- Pu...pu..pues
ya ves. De..de...degenerando...
A Paco Mira, que
lleva el Real Patronato de Ayuda a las Minusvalías, le tengo
dicho que a ver si nos da a los tartajas una denominación
oficial al uso, tal como los cojos son disminuidos físicos, y
nos llaman oficialmente "disminuidos locucionales".
No por nada, sino para que nos den el carné oficial de
tartamudos y podamos aparcar en los magníficos sitios
reservados a los minusválidos.
Bueno, pues a
González le pasa con el pelotazo como a mí con los chistes
de tartamudos, y es lo que se le ha ido vivo a Teófila.
Cuando alguien cuenta un chiste de tartamudos delante mía, lo
corto, y le digo:
-- No, calla,
déjame que cuente yo el chiste, que lo haré mucho mejor,
porque soy tartamudo profesional y tú eres un simple
aficionado...
Es lo que más o
menos ha venido a decir González, y lo interpreto sin el
menor complejo desde mi tartamudez, en plan Belmonte:
-- ¿Villalonga o
Aznar van a hablar de pelotazos? Déjenme a mí que cuente lo
del pelotazo, que yo soy un profesional y ellos, unos
aficionados...