Aunque es marqués
de Salvatierra y teniente de hermano mayor de la Real
Maestranza de Ronda, tiene tanta personalidad que sigue siendo
Rafael Atienza. Cómo será de fuerte su personalidad, que
estando llamado a quedar ante esos cuatro gatos que se dicen a
sí mismos "la sociedad" como el marido de la
ministra de Cultura o como alcaldeso de Sevilla, sigue siendo
Atienza. Lo de que nadie conozca a Atienza como marqués de
Salvatierra tiene su explicación. Era mucho Salvatierra el
irrepetible Pablo Atienza, como para que su hijo Rafael vaya
por ahí roneando de corona. También se explica que Atienza
no vaya por la vida de teniente de Ronda. No le hace falta. Va
por la vida de rondeño raso, que es mucho más importante, e
incluso de exégeta del Maestro de Ronda. Por su ordoñismo y
por su retranca los conoceréis a los rondeños, no porque
como tenientes estén haciendo una auténtica revolución
cultural, que siempre es labor de chinos, en el Real Cuerpo
propietario de la villalonesca plaza de los toreros machos.
-- ¿Y a qué
viene este peloteo con Rafaelito Atienza, se puede saber?
Pues viene en
primer lugar a que no tengo posición como para permitirme el
lujo de la enemistad de Rafael Atienza, y más ahora que es
riquérrimo, cuando ha demostrado que la Previsión empieza
por uno mismo. Hay que ser muy rico o muy poderoso, o ambas
cosas a la vez, y tener mucho tiempo libre, para permitirse el
lujo de buscarse de enemigos a personas tan inteligentes y con
tanta afición a largar como Rafael Atienza. A Atienza le pasa
como a Miguel Criado, como a Rafael Manzano, que la gente les
atribuye maldades que ni siquiera han dicho. Vienen a ser algo
así como una jurisprudencia de la guasa, un Aranzadi de la
destrucción o el humor con una sola frase.
Y viene en segundo
lugar a que Rafael Atienza, que como buena cosecha del 43 que
es se está asolerando, ha roto en escritor, y de qué manera.
Dije el otro día a un compañero de la Real Academia
Sevillana de Buenas Letras:
-- Rafael Atienza
es el mejor escritor inglés que tenemos en Sevilla.
Hoy, después de
leer su espléndido prólogo al libro de Luis Rivero Merry
sobre "Carruajes y Guadarneses", lo saco de nuestro
término municipal: es el mejor escritor inglés que tenemos
en Andalucía... después de José Antonio Muñoz Rojas. Ambos
tienen ese toque Oxford y ese toque Banco Urquijo, léase
"Moneda y Crédito", léase don Ramón Carande. A lo
tonto, a lo tonto (de lo que no tiene un pelo), so pretexto de
enganches, borlajes y otras ecuestres excusas, Atienza ha
hecho toda una teoría social y estética de la ciudad, llena
de finura y de ironía, en la mejor línea de Chaves Nogales o
de Romero Murube. Atienza ve el espectáculo de las vanidades
de la feria con los ojos de un viajero romántico que acabara
de llegar de Ronda... pero siendo hijo de Pablo Atienza. Llega
a conclusiones tan certeras como que "lo de toda la
vida" aquí es siempre de hace cinco minutos, y que en
cuanto salimos de la mesacamilla, cada cual ocupa el lugar que
le corresponde en el gran teatro de la primavera, cuando al
nuevo rico que acaba de comprarse los zahones le dice Angelito
el Guarnicionero de la Puertalarená: "Parece usted un
señorito de toda la vida..." Atienza es, pues, todo lo
contrario a un señorito de toda la vida. Algo está cambiando
en Sevilla, Francisco Robles, cuando nos unimos en la misma
escritura los hijos y nietos de braceros y los hijos de los
marqueses de Salvatierra.