Una chirigota de
Sevilla que canta por Cádiz ha ganado el concurso del
Carnaval de Huelva. La chirigota de Sevilla es la de Carmona,
la de Antonio Serrano. Antonio Serrano, manque es de Carmona,
será en Carmona, porque en el mundo del Carnaval es de todas,
todas, "El Canijo de Cai". Porque sabido es, según
tengo ya puesto en mármol de Carrara en la Cuna de la
Libertad, que la gente de Cai nacemos donde nos sale de... La
Viña y el Mentidero. Como poseedor de la brújula loca de la
partida de nacimiento de los gaditanos de corazón, me alegro
por "Los cabezones", como me alegré cuando
"Los pibitos de la litrona" pusieron el Falla boca
abajo y cuando revalidaron su éxito como los pijos del año
pasado. Pero me preocupa como andaluz lo que me alegra como
sevillano que tiene dividido el mundo en las dos partes que
dijo Villalón, y sobre las que Manolo Santander, el peperoni
de Los de Capuchinos, tuvo el otro día un buen golpe:
-- ¿No vas a
mantener lo mismo que Villalón, Burgos, joé? Si los dos
tenéis nombre de queso...
Me preocupa como
andaluz, decía, que en Huelva gane el concurso del Carnaval
una chirigota de Sevilla que canta por Cádiz. Para los
Carnavales andaluces no sé qué habrá sido peor, si el
decreto de 1937 con el que Franco prohibió las fiestas
populares de Carnestolendas o si, con la bendita democracia,
la imposición mediática del modelo gaditano de Carnaval como
única fórmula posible. Este resurgir de los Carnavales a la
gaditana por toda Andalucía representa un peligroso proceso
de aculturación o de transculturación, Isidoros Morenos
tiene la Antropología que lo sabrán diagnosticar. Me refiero
a que el éxito del Carnaval a la gaditana, con su enorme
altavoz de la televisión, ha suplantado, cuando no arrasado,
las formas autóctonas de los Carnavales. En los pueblos
andaluces no salen ya goyescas y solanescas murgas de
Carnaval, sino comparsas a lo Martín o a lo Martínez. Cuando
Alfonso Jiménez y Francisco Díaz Velázquez hicieron aquella
obra de "La murga", estaba aún vivo, a pesar del
prohibicionismo franquista, el Carnaval de las murgas de
Morón, como estaban las murgas de Carmona, las de Dos
Hermanas. El abuelo de Antonio Romero el de Los del Río, hoy
en día, no sería El Pollito el de las murgas, sino el de las
comparsas.
Se ha dejado de
hacer carnaval a la malagueña, a la granadina y todo es
según Cádiz. Las agrupaciones hasta suplantan paisajes y
personajes. En el teatro del Carnaval de Córdoba se cantan
pasodobles de La Uchi de la Viña o de cuplés con el golpe
final de Carlos el Legionario. Y todo, promovido por la Junta
y sin que se entera la Consejería de Cultura. Cuando los
vertidos tóxicos arrasaron la cuenca del Guadiamar, la Junta
se gastó millonadas en contenerlos y en repoblar las especies
autóctonas. En Carnaval, Andalucía entera está arrasada por
los vertidos tóxicos del Falla (el mejor del mundo, por
supuesto, pero de allí y allí). Y la Junta, lejos de
preservar en su riqueza las variedades locales del Carnaval,
se gasta millonadas en fomentar la contaminación cultural, al
presentarla desde Canal Sur TV como el modelo único. Lo de
"una sola Andalucía" está siendo entendido como
una sola Semana Santa (la de Sevilla), una sola romería (la
del Rocío) y un solo Carnaval (el de Cádiz). Cuando el
Carnaval, si es de Cádiz, Cádiz, es tan grande y tan
verdadero que cuando lo hace El Libi en La Isla ya no lo
entienden...