¿Le damos un
respirito a la campaña, aunque estemos al comienzo de esta
Semana Fantástica en la que por fin parece que Aznar ha
aprendido las técnicas de ventas de El Corte Inglés, y en la
que, con la estrategia de las orejas del lobo, los unos se
dedican a decir que las elecciones todavía no están ganadas,
mientras los otros insisten en que las elecciones todavía no
están perdidas? Ibamos a darle ese respirito, que los
lectores agradecerían, pero también podría parecer que
escurríamos el bulto, con eso de que estamos en Lunes de
Carnaval y en plan vámonos que nos vamos a Cádiz, "que
lo canta ya un coro en la plaza".
Ha comenzado la
Semana Fantástica de las orejas del lobo. Todo el mundo ha
desencadenado su particular Operación Orejas del Lobo, para
que no pase como pasó, que teniendo los unos las orejas de
las encuestas en la mano, fallaron con la espada a la hora de
que la gente metiera el acero de las papeletas en el hoyo de
las agujas de las urnas. Mientras que los otros, que estaban
completamente perdidos, al final se recuperaron. Los unos
andan diciendo que buscan el voto de los pijos de la gomina,
Antonio Romero, ¿pero eso qué es? ¿Una chirigota de
Carnaval? Mira, Antonio, sacas una agrupación que se llame
Los Pijos de la Gomina y con que le pongas un bombo y un pito
de caña, yo no sé si la mayoría más o menos absoluta, pero
el primer premio de chirigotas no hay quien te lo quite.
Ocurre,
naturalmente, lo de siempre. Que mientras los unos sacan a
pasar a los amigos de Aznar, los de Aznar ni se atreven a
utilizar el rock duro del lenguaje del vídeo, verbigracia, o
del lenguaje de los mítines de Almunia. Lo más que ha hecho
Aznar ha sido quitarse la chaqueta en los mítines, que va de
descamisado sin Evita Perón, aunque no evitará el parón que
quizá los votantes darán a quienes se apropian del progreso
con un sentido patrimonial, como otros se apropiaban antes de
la idea de la Patria.
Todos tratan de
evitar el batacazo del butacazo. Llamo el batacazo del
butacazo al que suelen darse aquellos partidos que, pregonados
como vencedores en las encuestas, a la larga se quedan más
solos que los de Tudela, porque sus votantes potenciales,
total, como de todas formas ganamos, ¿para qué van a ir a
votar? Y se quedan en la butaca, ora la butaca de la salita,
ora la butaca de campimplaya en la parcelita. Aznar les está
enseñando esta vez a sus votantes las orejas del lobo de los
social-comunistas y Almunia las orejas del lobo de que las
encuestas suelen mentir más que la gaceta. Todos quieren
quitar a la gente del butacazo del día 12 para evitarse el
batacazo de los resultados definitivos dl día 13. Se ha
corrido la voz de que los encuestadores son como los
académicos de la Española que no votaron al Conde de
Romanones para el ingreso que le habían prometido, "jó,
qué tropa".
No, qué tropa los
votantes. Y los encuestados. Si los encuestados dijeran la
verdad, otro gallo cantaría. Perdón, que me he equivocado de
animal. Otro gallo, no: otro lobo. El de las orejas que nos
están enseñando. Ese lobo, que es un gran turrón, es el que
les dice a losa votantes que vamos al turrón, no para ganar,
sino para darle o quitarle la razón a las encuestas.