Entraba servidor
en los estudios de Tele 5 en Fuencarral, para hablar de La
Esencia con María Teresa Campos, y en esto que me veo
venir por los pasillos a un tío gordinflote que se parecía
una hartada a González. Como que era González. ¿Y saben por
qué lo conocí? Por la cantidad de mundundis y cogecosas que
llevaba en derredor, y por cómo la gente se daba patadas en
el culo para saludarle. Y en viendo a González salir de Tele
5, me dije: hombre, ya era hora de que por fin se dejen de
tonterías de ir dando tumbos hasta Oviedo o hasta Jaén para
decir tres pamplinas electorales en un polideportivo para
buscar titulares en los periódicos y los telediarios. Esto
que hace González está muy bien: viene a un plató, dice
aquí sus pamplinas de mitin, las sacan en el telediario de
las 3 de la tarde, las repiten en el de la noche y así nos
hemos ahorrado un dinero muy curioso en dietas y kilometraje.
¿Para qué sirven
los mítines? Exclusivamente para los titulares. Van los ya
convencidos. ¿Qué costo tienen? Altísimo. A Anguita, de
momento, le han costado varios infartos enchampelados. Nada
digo lo que le han costado a IU. Si Anguita no hubiera tenido
que hacer tanto kilometraje en mítines, no le hubiera dado el
telele, no hubiera sido sustituido por Frutos, IU no hubiera
caído en la trampa saducea de Almunia y a estas horas
tendría unas magnificas perspectivas electorales: "Por
lo menos como estaba, Virgen de Fátima".
Los mítines son
la forma más democrática de perder el tiempo y de derrochar
esfuerzos. Lo que dice Aznar en Córdoba lo podía decir
perfectamente en un plató de Alcobendas. ¿El público local,
dice usted? Cuestión de que los autobuses de Peñarroya, en
vez de tirar para Córdoba, vayan a Madrid. ¿No es de pago el
público de los platós? ¿Y no llevan los partidos en
autobús a sus afiliados y simpatizantes? Pues buscan a una
agencia de figurantes para llenar el plató y hasta se ahorran
un dinero en autobuses y bocadillos. Una programación de
mítines de plató bien planificada evitaría gastos
superfluos en transporte, autobuses para la prensa. Se haría
todo mucho más a la medida que ahora, y sin salir de Madrid.
La respuesta a los adversarios podría tener más fluidez.
Bastaría con poner a los candidatos el pinganillo de Chimo
Rovira en "Tómbola", para las órdenes del jefe de
campaña: "Joaquín --dirían a Almunia por el
pinganillo--, que en el estudio 3 Aznar ha prometido luna de
miel gratis en Mallorca a los jubilados que se casen tras la
subida de pensiones, así que Maikel, dale caña..." Y,
zas, Almunia diría su improperio del tirón, en plan
interactivo. Y todo sería más cómodo para todos. Y estén
seguros de que al día siguiente vendrían en los titulares
exactamente las mismas pamplinas electorales que ahora.