La
                  Iglesia-Jerarquía de Cádiz ha hecho lo que últimamente les
                  encanta hacer a todos los tonsurados, mitrados y todo lo
                  terminado en -ado de la Santa Madre: meterse con las
                  cofradía. A este paso van a acabar con la poquita afición
                  que hay...
                  Me
                  parece que los curas, los obispos y los arzobispos les tienen
                  envidia a las cofradías. Que ven la cantidad de afición que
                  hay a las cofradías y que en las misas están poco menos que
                  los de la música y acá, y se ponen como debía ser el color
                  de las sotanas que ya no llevan: negros. Por ahí, por los
                  ritos perdidos pueden encontrar los eminentísimos y
                  reverendísimos señores las razones de la falta de clientela
                  a sus templos, frente a la masiva afición a quinarios,
                  triduos, besamanos, protestaciones de fe, funciones
                  principales y, por supuesto, cofradías en la calle. Las
                  cofradías, aunque los curas se mosqueen tanto y los obispos y
                  arzobispos quieran que pasen por taquilla, tienen tanta
                  clientela porque mantienen los aspectos misteriosos y mágicos
                  de la fe, con los que la Iglesia acabó de un plumazo con la
                  borrachera de Concilio que cogieron los curas. Antes la
                  Iglesia era algo excepcional, donde se hablaba un lenguaje
                  mágico, el latín, donde los sacerdotes vestían ropajes
                  cermoniales. Entrabas en una iglesia, oías una misa de tres
                  capas cantada en latín y no te cabía la menor duda: allí
                  estaba Dios. Pero ahora los curas hablan que se les entiende
                  todo y van por ahí vestidos de teramares. Convirtieron la
                  riquísima liturgia católica en protestantoides ritos de
                  "La Casa de la Pradera". En vez del "Miserere
                  mei, Deus", la cursilada de "Vayamos todos jubilosos
                  a la Casa del Señor", que parece el anuncio televisivo
                  de una inmobiliaria.
                  Quien
                  quiera oírse una misa solemne y en latín, y oler a incienso,
                  y rodearse de los elementos estéticos que tanto ayudan a la
                  fe, no tiene más remedio que ir a la función principal de
                  una cofradía, porque hay misas conventuales en las catedrales
                  andaluzas que parecen cultos de los Testigos de Jehová, pero
                  sin ahogaílla. Las cofradías son las grandes conservadoras
                  de todo el patrimonio religioso que la Iglesia tiró por la
                  borda. Y como a los andaluces nos va esa marcha barroca y
                  tridentona (no es errata, más que tridentinos somos
                  tridentones), ea, señores curas, pues en su pecado de ponerse
                  modernos llevan ustedes la penitencia de que Andalucía sea la
                  tierra con mayor número de hermandades... y con menor
                  cumplimiento de la misa dominical, como cantan las
                  estadísticas.
                  Las
                  cofradías tienen tal grandeza que han resistido a todo:
                  desamortizaciones, gobiernos laicos, repúblicas, Por
                  resistir, hasta han resistido a los ordinarios del lugar, que
                  ya es decir. Pero a veces los ordinarios del lugar se ponen
                  como su nombre indica y la toman contra las cofradías. En mi
                  Cádiz de mi alma dicen los curas que no quieren escopetas en
                  las procesiones de Semana Santa. ¿Qué saben los curas de
                  cofradías? Si los capillitas gaditanos quieren invitar a la
                  Marina y al Ejército a que rinda armas ante Dios y ante su
                  Madre, ¿qué mal hacen a nadie? Y es que estos curas tienen
                  tal desconocimiento de Andalucía y de nuestra religiosidad
                  popular que desconocen eso tan hermoso de que en esta sociedad
                  laica y globalizada, a Dios le seguimos rindiendo honores de
                  Rey, Todas las escopetas de los soldados me parecen pocas
                  parta rendir armas ante Su Divina Majestad.