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Estamos
mucho mejor que en Nueva York, ¿dónde va a parar? En
Nueva York decía Andy Warhol que todo el mundo tiene sus
cinco minutos de fama. Aquí hemos llegado más lejos.
Aquí todo el mundo tiene por lo menos tres meses de fama.
Y con menor esfuerzo. En Nueva York, para lograr tus cinco
minutos de fama, tienes que ganar el Pulitzer, que cantar
en el Carnegie Hall, que salir en la portada del
"Variety" o por lo menos tienes que colocar dos
bombas en las torres gemelas. En España no hace falta
nada de eso. En España basta con que hayas salido de
copas con Jesulín de Ubrique, o hayas sido novio de
Rocío Carrasco, o hayas estado una semana en la casa
encantada de "El Gran Hermano", y nada te digo
si has ido al Rocío en la caravana de mujeres de Isabel
Pantoja, Carmina Ordóñez y Lolita, o has hecho el camino
por la otra observancia, la de María del Monte y Niña
Pastori. Entonces, nada de cinco minutos: tendrás días y
días de fama, ganada indulgencia televisiva plenaria por
peregrinar a la cama de Jesulín, al portamaletas de
Rociíto, a la jardinera de Lolita.
Lo que más me
inquieta es lo de Jesulín. Joselito el Gallo, siendo
José, se fue a la tumba desde Talavera sin que
supiéramos quién era aquella novia rica con la que no
pudo casarse, porque su familia ganadera de la burguesía
sevillana se oponía a que la niña matrimoniara con un
torero y encima, gitano, de los Ortega. En cambio
Jesulín, que no tiene ni un anuncio por palabras en el
Cossío, no solamente es famoso él, sino que transmite
fama, crea dinastías, es cabeza de estirpe. No hay portal
de Internet más visitado que el Belén que ha montado con
hija extramatrimonial de por medio.
Y en la
televisión pública. González Ferrari llegó diciendo
que iba a acabar con la basura en TVE, que no le
interesaba estar el número 1 de audiencia a costa del
chuflerío, pero por lo visto una cosa es predicar y otra
dar trigo de instrucciones sobre el contenido de los
programas livianos. Mientras la TV pública ignora el
triunfo del Califa en San Isidro, no solamente sigue
venerando al de Ubrique, sino a todas y cada una de sus
novias, amantes, mujeres de una sola noche, madres de sus
hijas y pimientos varios. Ferrari, hijo: pregúntame lo
que quieras de Belén, que me lo sé todo... Del Plan de
Humanidades y esas cosas, no me preguntes. ¿Qué se ha
creído la ministra Pilar del Castillo? ¿Es acaso novia
de Jesulín o algo?
Firmas
en El Mundo
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