i analistas políticos, ni analistas clínicos, ni nada: las señoras. Las
señoras, hermosas y bronceadas de protección 20 o de protección 60, son las que te dan
la clave de lo que ha pasado en el congreso del PSOE. Cuando en la cena, así difusas y
faltas de tele como andan en la playa, entre Belén e Ismael Beiro, entre Grandes Hermanos
y Grandes Madres Solteras, te preguntan quién ha ganado y les informas que Zapatero, te
dicen: -- ¿González Zapatero?
-- No, Rodríguez Zapatero...
-- Esta gente es que no sale de los González ni de los Rodríguez... Hasta Guerra se
llama González de segundo apellido.
Con esa encantadora profundidad de su información política, te preguntan luego::
-- Este Zapatero es el que era presidente de Castilla-La Mancha y muy amigo del
cardenal primado, ¿no?
-- No, ese es Bono.
-- Ah, mejor. Entonces Zapatero es el guapo, ¿no?
-- ¿Cómo el guapo?
-- Sí, el más guapo de todos. Bono tiene unos ojos bonitos, pero no le lucen nada con
esa cara inflada a lo Chaves, como de anuncio del Netol. Menos mal, hijo, que en el PSOE
vuelve a mandar un guapo, porque la verdad es que González no perdió por la corrupción,
sino cuando se le descolgó la cara y dejó de ser aquel feo maravilloso, bembón y
erótico de la camisa de leñador de Nebraska del 79.
Por lo que me dice mi equipo de asesoras políticas, se ve que había muchas mujeres en
el congreso. Tanto hablar tópicamente de "compañeros y compañeras" y
"delegados y delegadas" ha hecho que triunfen las compañeras y las delegadas.
Que han votado al guapo. Más por guapo, creo, que por nuevo. Si estar catorce años de
diputado felipista no es ser camisa vieja, que venga Pablo Iglesias y los corra a
gorrazos. Pero no ha sido por nuevo, sino por guapo. Más que la sombra de González, la
sombra de los guaperas del PSOE, tipo Boyer, que enamoraron a la bítiful y al
polanquerío. Se acabaron los feos y calvos como Almunia. A ver si a este guapo le sale
mejor la cosa que a Borrell, guaperas fallido. Porque mis asesoras terminaron dándome la
clave. Yo estaba explicándoles que Zapatero era la puesta al día del espíritu de
Suresnes, que a González lo habían convertido en sector histórico de sí mismo, y me
cortaron:
-- No, este guapo es una mezcla maravillosa de Bertín Osborne en más bajito y de
Enrique Ponce. Le pones al lado a Paloma Cuevas y te crees que es el torero... Pero tiene
unos ojos más bonitos que Ponce.
Esto pasa por la cuota femenina. Tanto poder a la cuota femenina y la cuota femenina,
hala, terminó votando al guapo.