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Sabíamos
que nuestros amos y señores los americanos eran poderosos, pero
ahora hemos comprobado que son unos pesados. Y los más torpes
del mundo. Han tardado un mes largo en muñir un pucherazo que
en un país latino se hubiera resuelto de la noche a la mañana,
qué pesadez. Explico esta pesadez por la división racional del
trabajo en los Estados Unidos. Cuando no perseguían a los
fumadores como delincuentes e iba por Nueva York en visita
"ad limina", comprobé lo torpes que eran las cajeras.
Aun dotadas de lectores digitales de códigos de barras y de
toda suerte de aparatos para la banda magnética de la tarjeta
de crédito, las cajeras de Nueva York tardan una eternidad en
cobrarte. En ningún sitio he visto colas en las cajas como en
Macy´s. ¿Por la de gente que hay? No, por lo torpes que son
las cajeras, que se les acumula el trabajo.
Comenté a una vuelta del Imperio esta torpeza del personal
metropolita y la comparé con los dependientes nuestros, que
saltan en la palma de la mano. Y me dieron la clave:
-- Hombre, es que en Estados Unidos es al contrario que
aquí. En Estados Unidos, los torpes están donde deben, en la
caja. A los listos los ponen de consejeros-delegados. Aquí es
al revés. Aquí el que te cobra es listísimo, mientras que el
presidente del consejo de administración es un mendrugo.
Han tardado tanto en proclamar a Bush porque en Estados
Unidos los torpes están contando papeletas y los listos, de
abogados de Bush o de Gore, esos abogados-taxímetro de Estados
Unidos con bajada de bandera y tarifa por horas, como señoras
de la limpieza de los vericuetos legales. Y tanta torpeza,
tantos picapleitos, para solucionar lo que aquí tenemos
arreglado hace siglos. Ha salido el hijo de un anterior
presidente. Línea dinástica se llama la figura. Las Trece
Colonias fueron de la Corona de Inglaterra y algún sustrato les
ha quedado. Bastante. Los americanos hablan de la Casa Ford como
de una dinastía: Henry Ford I, Henry Ford II. Tienen hambre de
estabilidad y sed de seguridad en la Monarquía. Al que es
riquito lo llaman Rey del Estaño, Rey del Petróleo, rey, no
presidente de los Estados Unidos del Petróleo. Por eso digo que
se podían haber ahorrado esa pesadez de las cajeras de Macy´s
contando los votos. Total, han acabado proclamando presidente al
Príncipe de Asturias de Bush. Al Príncipe de las Asturias de
Texas, vamos. Porque allí como aquí, los republicanos son de
hecho los más monárquicos.
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