|
Nos habían dicho que la andaluza era una cultura de aluvión y
acarreo, pero no hasta el punto de que al paso que vamos terminaremos sepultados por los
escombros. Por encargo de la Consejería de Medio Ambiente, la Escuela de Arquitectura de
Sevilla ha hecho un estudio que da unos resultados terrorifiquitos. Los andaluces debemos
de ser los que tiramos más escombros del mundo, asó está rico podrido Pavón el
Derribista, ¿no lo va a estar? Cada año, Andalucía produce 72 toneladas de escombros. --¿Y eso, qué es? ¿Mucho o poco?
Yo me creía que eso era una cosa tirando a normalita
hasta que leí la comparación a la americana de las cifras, que son las que te dan
verdadera idea de los volúmenes inabarcables. Ese modo que tienen los americanos de
presentar las estadísticas, que dicen, un poner: si se pusieran en fila india los
asesores, jefes de protocolo, consultores de imagen, directores de comunicación y
responsables de imagen corporativa de la Junta, llegaban desde Puente Genil a Lucena y de
Loja a Benamejí, como las mocitas de Sierra Morena que se morían de pena por Antonio
Vargas Heredia. Con los escombros han hecho este tipo de comparación estadística visual:
72 toneladas de escombros es como si cubrimos 80 campos de fútbol con una capa de 10
metros de alto de escombros. Eso producimos los andaluces todos los años.
--¿Pero de dónde salen tantos escombros?
Eso es lo que me inquieta. Ya sabemos que los
Ayuntamientos andaluces son ligeritos de piqueta, que se derriba más de cuanto se debe, y
ahí está el casco histórico de Sevilla, o ahí la Judería de Córdoba, donde se están
haciendo ahora todos los patios abiertos a fachada que se superaron en el PRICA hispalense
hace lo menos veinte años. Ya sabemos que a la María andaluza le gusta una reforma del
cuarto de baño y unos azulejos nuevos en la cocina más que a una ONG una catástrofe en
Centroamérica. Pero 72 toneladas de escombros son una barbaridad. ¿Tanto? Pues tanto
debe de ser, porque solamente la provincia de Málaga produce 630 kilos de escombros por
habitante y año.
No le encuentro otra explicación que nuestra cultura de
aluvión y acarreo, eso que hacemos los cimientos de la Giralda con estelas romanas. O la
explicación del eterno manto de Penélope del patrimonio andaluz, donde nos hartamos de
derribar monumentos sobre los que después, una vez desaparecidos, editan unos libros
preciosos.
Dicen que estos escombros son un problema para los
vertederos. Y tanto. Empezando por ese vertedero lineal que son todas y cada una de las
carreteras andaluzas. Dan asco las cunetas de las carreteras, los descampados de los
ejidos, todos llenos de escombros vertidos a la buena de Dios. Igual que antes los
alcaldes usaban a los parados para quitar jaramagos de las cunetas, ahora debería
abordarse con cargo al PER la limpieza del viario andaluz, que es un vertedero itinerante
que destruye los más bellos paisajes. En Grazalema, en Cazorla, en Las Alpujarras, donde
quiera que vayas te encuentras las cunetas llenas de escombros o de sacos de cemento
llenos de escombros. Como principio requieren las cosas, me da dado mucha alegría ver que
al menos Medio Ambiente ha encargado un estudio. El día que Medio Ambiente decida algo
tan simple como limpiar las carreteras de escombros, Andalucía habrá recobrado la
belleza ahora perdida.
Estrene el Siglo XXI con la renovada edición
digital de El Mundo del Siglo XXI
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
|