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Me
meto muchas veces con aquí el Amigo monseñor, en cumplimiento
de manda testamentaria de don Santiago Montoto, de quien heredé
el colmillo retorcido con que Manolo
Barrios lo sacó en "La Espuela". Para qué lo
hago... Cada vez que saco a pasear al lagarto, lagarto, Isabel
mi mujer me pega la bronca. Como muchas señoras de Sevilla, es
totalmente partidaria del arzobispo, quien creo que hasta tiene
un Club de Fans, que preside Maribel Moreno de la Cova. Isabel
es socia fundadora. Porque el primer día que lo vimos, recién
llegado de Tánger, la mañana en que lo retraté para la
posteridad con su Báculo Magefesa, se admiró de su fachón, y
me dijo:
-- ¡Qué pedazo de arzobispo!
Pasó el tiempo y acudimos a la Catedral de Santiago de
Compostela un 12 de octubre. Había función principal jacobea,
concelebrada por innumerables obispos, que entraron en
procesión claustral. Y pastoreando aquel rebaño de mitras,
como presidente de la Comisión para América de la Conferencia
Episcopal, don Carlos
Amigo Vallejo revestido de pontifical, solemne,
andando como hay que andar, como un paseíllo de Curro a lo
divino, con gesto de cuadro de casa del Plata. En viéndolo,
Isabel lo ascendió inmediatamente de categoría, exclamando:
-- ¡Qué pedazo de cardenal!
Hace ahora un año que salió en "L´Osservatore
Sevigliano" de Isabel el último ascenso de fray Carlos.
Catedral de Sevilla. Solemnes exequias por S.A.R. la Condesa de
Barcelona. Túmulo para soneto de Cervantes. Y ese Carlos Amigo
que entra, más majestuoso aún que el órgano de Ayarra,
báculo, mitra, terno del Tesoro. E Isabel, impresionada, que
exclama:
-- ¡Qué pedazo de Papa...!
Bueno, pues el Papa no se acaba de enterar de lo que piensan
sobre Carlos Amigo las Isabeles sevillanas. Y no acaba de hacer
Cardenal de Sevilla al que ejerce de Cardenal de Sevilla. En
cada ampliación del Colegio Cardenalicio a Sevilla no le toca
ni la pedrea. Otra vez la suerte ha estado muy repartida, pero
por ahí. Sevilla entregada al Papa cada vez que vino, y Juan
Pablo II se acuerda de Tegucigalpa, y por supuesto de Toledo,
antes que de Sevilla a la hora de hacer cardenalicia la sede que
siempre lo fue, hasta que llegó este polaco que no se entera,
Regaera.
Pero tengo la solución para que Sevilla sea sede
cardenalicia. Está en manos del Ateneo. El Ateneo debe nombrar
a fray Carlos como Rey Baltasar en la próxima Cabalgata. Así
lo pintarán de negro. Basta entonces hacerle una foto, y
dársela a José María Javierre, para que su hermano Antonio se
la enseñe al Papa en el Vaticano. Preguntará el Papa, al ver a
ese pedazo de arzobispo negro con ese fachón, en toda su
majestad y gloria:
-- ¿Quién este negro con esa pinta de cardenal que no se
puede aguantar?
-- El arzobispo de Sevilla, Santidad...
-- Pues que lo hagan cardenal inmediatamente.
Porque ni Tierra de María Santísima, ni Sede de San
Isidoro, ni ná de ná. Lo que le gusta de verdad al Papa es
hacer cardenales a los negros. Y como sigue olvidándose de la
Mitra Hispalense, llegará el día en que Sevilla se harte de
coles y le diga como "Los Cruzados Mágicos" de
Cádiz. Que se vaya con totus tuus...
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de artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
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