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¡Oído
cocina, marchando otra del gremio! Lo que les pasa a los
cocineros está clarísimo, y me extraña que Fernando Savater,
en su romance de valentía, se haya atracado de toro y no le
haya dado la distancia. Pero no te preocupes, Fernando, que eso
le pasaba a Jaime Ostos y a todos los que se fajaban tanto como
tú sueles en los arrimones a los berrendos en Arzalluz que te
pegas. Lo que les pasa a los cocineros es que en vez de oír al
padre de Angela Molina se dedican a leer a Pilar Urbano, y
claro, se apuntan a la comodidad del Comité de No
Intervención, por cuya culpa suelen perder en España las
guerras los bandos que tienen la Constitución de su parte, y si
hay que poner números, apunte usted 1936 y 1939. El padre de
Angela Molina (en el siglo de la copla, Antonio Molina) cantaba
aquello de "cocinero, cocinero, enciende bien la candela/y
prepara con esmero/un arroz con habichuelas". Esto es lo
que tenían que haber hecho tras el asesinato de Ramón Díaz:
encender bien la candela y dársela a los que mataron al colega.
En vez de eso, se han dedicado a leer a Pilar Urbano, claro, y
así pasa lo que pasa.
Los cocineros de por allí arriba son imperdonables. Cuando
sus colegas ideológicos de la capucha y la pistola tienen a un
padre de familia secuestrado, en vez de mandarles una tortura
con pimientos del piquillo, también se abstienen, y, ¡hala!,
que el comando del zulo se avíe con latas de fabada Litoral. No
sólo demuestran falta de solidaridad gremial con el pobre
ranchero de la Comandancia de Marina de San Sebastián, sino
hasta con sus amiguitos del hacha y la bicha. Creo que debemos
aprovechar la ocasión para liberarnos de una vez de la
dictadura de ciertos cocineros vascos. Arzalluz venga a hablar
de la opresión del pueblo vasco, ¿pero donde me dejan la
opresión de los cocineros vascongados sobre los fogones y las
mesas de una nación extranjera, como es España? ¿No piden
ellos que el Ejército y la Guardia Civil se retiren de
Vasconia? Pues yo pediría que todos los Pachis y los Andonis
con un gorro blanco se retiren de los fogones de Madrid, de
Valencia, de Sevilla, y que nos dejen en paz y en gracia de Dios
con nuestros platos de cuchara. Sé que hay que echarle huevos
con chorizo, pero puede lograrse. Yo también pido la
independencia con respecto al pimiento del piquillo y al bacalao
al pil-pil. Y le pido de paso a Isidoro Alvarez que, por favor,
no saque más en sus anuncios a Arzak,
porque no es lógico que los opresores exaltemos de esta forma a
los oprimidos, o viceversa. Ojalá los cocineros sigan a Antonio
Molina, aprovechen la ocasión y preparen con esmero un arroz
con habichuelas españolísimas en vez de tanta tontería sobre
un lecho de salsa de frutas del bosque. En cuanto a lo Pilar
Urbano, ahora me lo explico perfectamente: es que fue cocinera
antes que monja.
Sobre gastronomía andaluza, en El
RedCuadro:
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TeleAdobo
y ChocosCom
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La
cocina del subdesarrollo
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Con
tós sus avíos
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Arzak no
hace sopa de tomate
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Biografía de Antonio Burgos
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