|
Antes
era a Chiapas, en gran clase, para solidarizarse con los
zapatistas. Ahora ha cambiado el destino. Es México D.F., pero
el viaje sigue siendo en gran clase y el alojamiento me imagino
que en el Camino Real, el Presidente, o el Sheraton María
Isabel. En el figurín de las modas de los profesionales de la
progresía, la Zona Rosa es ahora Zona Roja. En el Mundicolor de
la solidaridad, el D.F. está de oferta. No me sorprende que el
Subcomandante Marcos haya llenado de chamaquitos El Zócalo, con
lo grande que es aquello, un lejío, en reivindicación de una
causa justa, equitativa y saludable. Me llama la atención que
haya reunido a toque de corneta al equipo médico habitual de la
crema de la intelectualidad mundial. Y al decir intelectualidad
me refiero, obviamente, a la de izquierdas. Intelectuales de
derechas o de centro, como ustedes saben, no existen. Los
liberales y demás gente de mal vivir son todo lo más
escribidores, profesores de Universidad, nunca intelectuales. Ha
pasado un siglo y aún no hemos rescatado la honrosa palabra de
su apropiación por la izquierda.
El otro día me causaba extrañeza que hubiera un
teléfono móvil entre la panoplia de quincalla varia que Marcos
lleva colgada. Porta en bandolera o del cuello más
tonterías que un mueble-bar o que el salpicadero del Jaguar de
Mohedano. Ya sé para qué era el móvil: para convocar a la
habitual lista de intelectuales orgánicos. Esto es lo difícil.
Nadie tenía idea del día ni de la hora en que el Mundicolor de
Marcos iba a llegar al Zócalo. Pero todo estos señores estaban
allí. Como un clavo y como un solo hombre. Marcos los había
llamado por el móvil.
Me rejuvenece bastante esto de que los intelectuales se vayan
a México hacer la revolución de cinco estrellas en gran clase,
como antes fueron a La Habana cuando la Gran Zafra, o a los
campamentos saharauis de Argelia, o a lo que esté de moda en el
Mundicolor de la progresía. Me parece que estoy en aquel tiempo
en que me encontré a Alfonso Grosso
en La Campana de Sevilla y me saludó con muchas prisas:
-- Chico, te dejo porque acabo de llegar de Vietnam y me voy
a Cuba...
Pero me entristece. Me entristece ver a un señor que se
llama a sí mismo intelectual al lado de un tío encapuchado.
Tienen demasiados malos recuerdos recientes los encapuchados, y
además nos sobran por desgracia aquí como para ir a buscarlos
en México. Parece que sólo están por las libertades de los
pueblos los de la Zona Vip del Zapatour en El Zócalo, palco
para el montaje teatral de esta Antología de la Zarzuela
Progre. García Márquez estará que fuma en pipa, como Marcos,
porque se le van las mejores...
Sobre el Zapatour en El
RedCuadro: El
subcomandante Marcos o la revolución con móvil
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
|