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Antes
que existiera la Disneylandia de París, Florida fue el Estado
donde vivieron su primer sueño americano muchos niños
españoles, hijos de padres pudientes que los llevaron a
desayunar con Micky Mouse en Orlando. Ponce de León buscaba
allí la fuente de la eterna juventud en el primer crucero
turístico Puerto Rico-Islas Vírgenes-Miami que conoce la
historia. Será por la lengua, el clima, o la cubanidad del
exilio, a menudo cuando un español piensa en el paraíso
americano le pone el nombre de Florida. Paraíso con palmeras y
piscina junto al mar donde pone casa todo el que haya vendido
más de siete discos en España. Abrió el camino Julio Iglesias
y ya no cría hierba, entre Bertín Osborne y Raphael. Hasta
Juan Villalonga quiso llevarse la Telefónica entera y plena a
"Mayami", como decía Lola
Flores, que era muy de Florida, donde con Celia Cruz,
¡azúcar!, convertía en zorongo de rumba el guachinango del
cumbanchero.
Qué equivocados estábamos con Florida. De sueño americano,
nada: una pesadilla. El mejor negocio que hizo España fue
vendérsela a Estados Unidos. No he visto Estado más chapucero
que Florida. En la América de Bill Gates, Florida es el Estado
donde el escrutinio de las elecciones presidenciales aún se
hace a brazo, como el chocolate. La que liaron con Bush...
Florida es donde la Guardia Nacional secuestra de madrugada
niños Eliancitos, qué dolor, dentro de un armario. Gracias al
Padre Coraje de Joaquín José Martínez contemplamos el
lamentable telefilm de Perry Mason de la Justicia en Florida y
mayor chapuza contra el derecho a la vida no cabe: forenses
corruptos que alteran fechas en beneficio de detectives,
fiscales que buscando votos acusan con menos papeles que una
liebre, vídeos de la primera comunión aceptados como
pruebas...
No creo que todo sea por la herencia hispánica. Hace ya 182
años que Florida no es española. Ni creo que sea por la
cubanidad de la Pequeña Habana de la Calle 8. Nos enteramos
más de las cosas de Florida porque allí se habla más el
español, pero todos los Estados Unidos, los del gran sueño,
tienen que ser una chapuza igual. De sueño, nada: una
pesadilla. Si esto pasa en Florida, y nos enteramos porque
chamullan el español, ¿qué no será en Alabama, donde, como
sólo hablan inglés, no nos enteramos ni de papa?
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