|
Tengo
a gala ser hijo de sastre, de ahí que cuando escriba suela
cortar muchos trajes. Y como hijo del cuerpo
de alfayates quiero tomar hoy como símbolo de España la
vieja sastrería donde mi padre, a sus 88 años, sigue al pie
del cañón desde que en 1932 pasó de oficial a maestro
establecido por su cuenta. Guarda allí la colección de los
tampones del comercio que tuvo que ir renovando con los cambios
políticos del nombre de la calle. La colección es un tratado
de Historia Política Contemporánea. Sin moverse de sitio, la
sastrería ha estado sucesivamente en calle Gradas, calle Gran
Capitán, avenida de la Libertad, avenida de Queipo de Llano y
Avenida de la Constitución.
Y allí tiene mi padre la vieja caja registradora que
resistió a los tiempos. Una registradora americana, marca
National, que con su joven ilusión de sastre que se establece
con taller propio, compró por cuarenta duros cuando Azaña era
presidente de la República. Máquina entonces modernísima,
hasta con impresora de tique de ventas. Era capaz de marcar una
fortuna cuando la estrenó: 999,99 pesetas. Cuando una hechura
de traje costaba 80 pesetas, a 999 no llegaba ni la caja de todo
el día. La registradora, empero, se fue quedando saturada
cuando, vuelto mi padre de la guerra, empezaron a subir jornales
y precios. Pero en vez de cambiar su tope de las 999, la siguió
usando poniéndole un hipotético 0 inflacionario. Marcaba 120
pesetas, y era una chaqueta de 1.200. Luego tuvo que pasar a
añadir dos ceros. Las 120 eran ya 12.000. Últimamente, los
ceros hipotéticos tenían que ser tres: la venta de un traje,
unas camisas y una parka se marcaban como 120, porque eran
120.000 pesetas.
Se acabó poner ceros hipotéticos a los numeritos americanos
de la National. Vengan céntimos. El euro, oh maravilla, hará
que la registradora de mi padre esté tan flamante como cuando
tuvo que cambiarla por la ametralladora del Batallón B de
Ceriñola, movilizado por Franco. No tendrá que hacer ninguna
puesta al día para el euro. La vieja registradora de las 999,99
como máxima cantidad marcada volverá a su grandeza. Ojalá
siga haciendo durante muchos años muchas ventas de 165.834
pesetas, que son los 999 euros que marcará ahora la
registradora National. Mi padre, decano de los sastres de
Sevilla, sí que está al loro con los céntimos.
El
alfayate y el Rey (leyenda fernandina de la Virgen de los Reyes)
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
|