|
Como
siempre, falla la mayor, porque nunca seguimos el sabio consejo
del truchimán cervantino del retablo de Maese Pedro. Dejamos el
canto llano y nos metemos siempre en contrapuntos, que se suelen
quebrar de sutiles. Lo digo por las dos cumbres europeas en
puertas: la cumbre de la canción en Tallinn (Estonia) y la cumbre
de la Unión en Sevilla (España). La primera de esas
cumbres está organizada por algo tan distante y poco dado a
levantar fervores como Eurovisión. La segunda de esas cumbres
está organizada no por unos señores de derechas que están en
el poder porque el pueblo se equivoca a veces ante las urnas,
como dijo Guerra, sino nada más y nada menos que por el Reino
de España. El Reino de España, aclaro, es el mote por el que
algunos incansables seguimos nombrando a "este país"
o al Estado Español, naturalmente.
Ante esas dos cumbres, lo lógico sería que todos
estuviéramos interesadísimos, por la parte que nos toca, en
que saliera de cine la que organiza en Sevilla el Reino de
España como tal y el legitimo Gobierno democrático en su
nombre. Y lo lógico y natural sería también que la cumbre
estonia que organiza Eurovisión nos la trajera al pairo. Eso
sí que sería signo evidente de que estamos en una democracia
consolidada, en una sociedad avanzada, y señal de que tenemos
tal madurez que sabemos aparcar las diferencias cuando está en
juego una cosa que no está de moda mentar por su nombre y que
tiene seis letras: España.
Este sí que es un espectáculo y no el del sábado en
Estonia. Se procura ardientemente que la Cumbre Europea fracase,
para que Aznar no se vaya de rositas en su presidencia
espaciotemporal: dadle con la huelga general en todo el bigote,
que no cojee. Rosa
sí que tiene que ir de rositas y del tirón por el premio,
flores a ella. Aquí no se juega el nombre de España en más
"celebreichon" que en la letra de Eurovisión. Lo de
Tallinn ha de ser la Operación Triunfo de España y lo de
Sevilla, como Aznar está por medio, aunque se juegue el
prestigio del Reino, debe ser la Operación Fracaso a cualquier
precio. Para lo cual, Chenoa, Bustamante, Bisbal y Tenorio
haciendo coros a Rosa son nada al lado de Zapatero, Llamazares,
Ibarra y Chaves haciendo los coros y danzas de la huelga general
al dúo dinámico de Méndez y Fidalgo. La cancioncilla
eurovisiva sí es un asunto nacional, ante el que no cabe
postura critica alguna. Es pecado de lesa patria no desear que
Rosa gane en Estonia. Es pecado de lesa progresa no procurar
cargarnos entre todos la cumbre de Sevilla.
Urge, pues, que Aznar llame a Rosa y le pregunte: "Rosa,
hija, ¿qué les das para que nadie te organice una huelga
general en vísperas de lo tuyo con Europa? Porque fíjate lo
que quieren hacerme con mi "celebreichon"..."
Sobre la Cumbre de Sevilla, en
El RedCuadro
Un
cinismo cumbre
Huracán
Montse, huracán Macarena
Ojú,
la Cumbre
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|