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La
otra mañana me dio mucha alegría el contenido de un saluda que
me enviaba el alcalde de Carmona. En la cédula me invitaba a
asistir al acto de nombramiento de hijo predilecto de Carmona y
de la entrega de la medalla de oro de la ciudad que es Estrella
de Vandalia al catedrático e historiador Manuel González
Jiménez. A un medievalista. Un medievalista diría que
militante. Con la Historia pasa como con la longitud de falda de
las señoras o con el número de botones en las chaquetas de los
hombres: que hay modas. Manuel González Jiménez está
especializado en un periodo de la Historia absolutamente pasado
de moda: en la Edad Media. Ser medievalista a estas alturas de
curso es como si Vittorio y Luchino se dedicaran a coser
miriñaques para las señoras, que no los iban a sacar para nada
en las revistas del corazón ni en la televisión. A Manuel
González, por las mismas, no lo sacan en la prensa del corazón
intelectual, que haberla hayla. Hombre, si aunque medievalista
se dedicara a decir que Abderramán era el mejor de los nacidos
y que la cultura arábigo-andaluza era un modelo de
tolerancia... Pero no conforme con dedicarse a un periodo de la
Historia absolutamente pasado de moda, este medievalista tiene
la osadía de desmitificar todos los tópicos al uso sobre la
Andalucía del Califato y sobre almorávides y almohades. Dice
sencillamente que la babucha es la babucha. No ahora, con la
cantidad de tópicos que están cayendo sobre nuestro pasado,
sino cuando tenía más mérito: en pleno hervor de aquel fervor
arabizante, Blas Infante puro del olivo de Minerva, que entró
en las mentalidades dominantes en pleno proceso autonómico del
28-F.
Igual que la guerra civil ha sido historiográficamente
ganada por los vencidos, y la novela, el cine y las tesis
doctorales son un desfile de la Victoria del bando republicano y
el ingreso en prisión bibliográfica del bando franquista, así
también se han vuelto las tornas en ese inmenso tebeo del
Guerrero del Antifaz que hasta la altura de "El Florido
Pensil" fue la Reconquista. En esa fiesta de moros y
cristianos que es la Reconquista, resulta ahora que han ganado
los que perdieron: los moros. Es como si se reescribiera la
Historia, Boabdil derrotara a los Reyes Católicos y fuera
Isabel la Católica la que llorase como mujer lo que no supo
defender como machorra. Y nada digo de San Fernando. Antes era
un orgullo para los sevillanos que la ciudad hubiera sido
conquistada por San Fernando no para las armas cristianas, sino
ni más ni menos que para todo eso que ahora llamamos Europa.
Esto, mucho mejor que yo y más científicamente, lo ha
mantenido siempre Manuel González Jiménez. Cómo será la
grandeza de San Fernando, que consiguió en Sevilla y en
Córdoba lo que los americanos no han acabado de conseguir en
Afganistán: vencer al integrismo islámico. El cuadro de
Pacheco en el que Axataf, el rey moro, entrega las llaves de
Sevilla a San Fernando es como si el "Time" publicara
en portada una foto donde Ben Laden entrega a Busch las llaves
de Al Qaeda.
Pero como la Edad Media no está de moda, y en caso de que lo
esté parece que la Reconquista hubiera sido ganada por los
moros y no por los cristianos, a San Fernando le quieren dar el
pase de pernocta en el calendario de fiestas de Sevilla. Hoy
puede ser un gran mal día: el último en que el Día de San
Fernando sea fiesta en Sevilla. Dedicar la fiesta local a un rey
de Castilla nada menos, que encima es santo y que venció a la
morisma, es políticamente incorrecto. De momento le rezo al
Santo Rey, porque estoy viendo que el año que viene dedican
este 30 de mayo a Axataf, como el 2 de enero casi se lo dedican
ya a Boabdil en Granada.
Sobre San Fernando, en El RedCuadro:
San
Fernando era bético
El
médico de San Fernando
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