|  | Dicen
                los curas que quedarse con la fe del credo de nuestra infancia
                es como andar siempre vestido con el traje de marinerito de la
                primera comunión. Pues a muchos nos da el avío aquel credo,
                que hasta sabemos en latín. Credo que tiene nombre de palabra
                larga de crucigrama: nicenoconstantinopolitano. Como la Verdad,
                si es encima revelada, debe ser inmutable, con aquel credo y las
                enseñanzas del catecismo de Ripalda nos va a algunos
                divinamente. Le hemos echado las mangas a la fe del marinerito
                de la primera comunión. Ambos textos están, además,
                hermosamente escritos. No se puede resumir mejor que en estas
                tres palabras del credo la obra del Creador: "Visibilium et
                invisibilium". Ni definir mejor las ideas más complicadas
                que en la prosa conceptista del P.Ripalda: "Envidia es la
                tristeza del bien ajeno". Con esa barquilla tan marinera del credo y con la vela del
                Ripalda hemos navegado los más procelosos cambios en plena
                tempestad de la Iglesia, incluido el Concilio Vaticano II. Por
                nuestra nación o vecindad, algunos hemos tenido ciertamente
                grandes facilidades, como
                un "leasing" para renovar la fe. Tú estás en
                Sevilla un amanecer de abril, ves pasar al  Gran Poder,
                y no tienes más que dejarte ir con lo que los vencejos te van
                diciendo en el aire: "Creo en Dios Padre
                Todopoderoso". Horas antes, en la  Macarena,
                has visto otra mitad del credo. Sale la Esperanza, y cinco
                esmeraldas que le regaló Joselito te dicen con su tintineo que
                Dios "nació de Santa María Virgen". Precisamente de
                Esta. Todo eso es muy fácil. Lo difícil es cuando el credo llega
                a eso de "creo en la Santa Madre Iglesia". Ahí es
                donde a todos nos rasca la caja de cambios. ¿Cómo voy a creer
                en la Santa Madre Iglesia, si les
                parecen héroes los que quisieron llevarme antes de tiempo junto
                al Gran Poder de verdad y a la Macarena que está a su lado?
                ¿Cómo voy a creer en la Santa Madre Iglesia, si se ha llevado
                dos mil años presumiendo de universalidad y a la hora de los
                disturbios dice ahora que eso es la Iglesia vasca, no la Iglesia
                católica? ¿Cómo voy a creer en la Santa Madre Iglesia, si el
                Papa llama a capítulo a los obispos americanos y les dice que
                "tolerancia cero" ante la pederastia y en cambio no
                dice ni palabra de los mitrados que tienen un concepto bastante
                particular del "no matarás"? ¿Cómo voy a creer en
                la Santa Madre Iglesia, si considera las verdades inmutables
                según la Guía Michelín y no según el Evangelio, de modo que
                una cosa es en San Sebastián, otra en Madrid y otra en Roma?
                ¿Cómo voy a creer en la Santa Madre Iglesia, si dijeron que la
                guerra civil era una Cruzada y ahora entran bajo palio a los que
                mataron a 800 españoles más? Señor del Gran Poder y Virgen de
                la Esperanza: a ver si nos echáis una mano, porque con esta
                Iglesia muchos estamos a punto de perder la poquita afición que
                nos queda... 
  
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