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La
corrección de la lengua es ese barco del arroz completamente
perdido, en naufragio continuo en el triángulo de las Bermudas
de la cursilería, la falsa modernidad y la incultura. Para
rescatar los restos del naufragio, el director de la Real
Academia, Víctor García de la Concha, teniendo como primer
submarinista a Fernando Lázaro Carreter, suele hacer en plan
Comandante Cousteau la más deseable inmersión lingüística:
el buceo en los vicios de la lengua para denunciarlos. Ahora ha
entregado al Tribunal Constitucional un informe sobre la
incorrección lingüística de términos y expresiones
jurídicas que usa esa instancia en sus considerandos y
resultandos. Ha descubierto Don Víctor que al Tribunal
Constitucional le pasa como a todos nosotros: que habla muy
malamente. Que ha llenado la lengua de palabros espantosos, como
"constitucionalizar", "privacidad",
"percepción igualitaria" o "judicializar".
No sé si en el informe el director de la Academia señala
que esas incorrecciones son más lamentables en cuanto se
producen en una nueva preposición que nos hemos inventado:
"en sede" judicial. La preposición de lugar
"en" parece que se nos ha quedado corta y vacía de
contenido. Ya no basta decir "en". Los giliparlantes
creen que es más culto decir "en sede", con el
adjetivo correspondiente al lado. En la pasada Cumbre de
Sevilla, por ejemplo, hemos leído que los jueces han actuado a
pie de obra, "en sede policial" y no "en sede
judicial". Traduzco: en la comisaría, no en el juzgado.
Cuando se busca terreno neutral para una negociación entre
partidos, se celebra "en sede parlamentaria".
Traduzco: en el Congreso de los Diputados.
Advierto del remoquete al señor García de la Concha en
tiempo y forma para su académico tirón de orejas, porque
corremos el riesgo de que la lengua se nos llene de sedes, en
este cursi sedentarismo preposicional. Ya saben: la Familia Real
recibió en sede palaciega a la selección, derrotada en sede
coreana. Botín ha dicho lo que gana en sede bancaria. A Enrique
Ponce, en sede taurina, le han partido dos costillas, y ahora
está en sede hospitalaria. No se espera que Carmina Ordóñez
cobre esta semana ninguna morterada en sede televisiva. Los
cuadros robados a Esther Koplowitz estaban escondidos en sede
prostibularia. Los del Foro Social de Sevilla dicen que fue un
éxito la manifestación anticumbre en sede callejera. Nada, si
es por sedes, no estoy dispuesto a quedarme atrás: hoy tomaré
el aperitivo en sede tabernaria, almorzaré con unos amigos en
sede restauradora y después veré una película en sede
cinematográfica. Al salir recogeré el coche, que habré dejado
en sede estacionadora, y me vendré a cenar y a dormir en sede
doméstica.
Ay, qué tiempos aquellos en que no había tanta cursilería,
ni más Sede que la Santa del Papa de Roma...
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