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Igual
que otros viven de un cortijo que heredaron, Chaves vive
políticamente de un error. Del error histórico de la derecha
con Andalucía. La derecha no entendió jamás a Andalucía.
Miraba siempre por el rabillo del ojo a Madrid, adonde se iba en
cuanto tenía ocasión, y así le fue. Cánovas se preocupó
mucho por la Restauración, y España le debe la estabilidad del
reinado de Alfonso XIII hasta la huelga general de 1917, pero su
Andalucía no le debe absolutamente nada. Existe la España
canovista, pero no la Andalucía canovista, porque a los
Cánovas les importó su tierra siempre un bledo. Este desprecio
de la derecha por su propia tierra es una constante de nuestra
Historia. La derecha no se entera nunca de las aspiraciones de
Andalucía. No siente a Andalucía. No es que aquí no haya
habido burguesía; es que la burguesía ha estado en otro
negocio, como bien comprobó en su desilusión el difunto Otero
Luna.
Este proceso tuvo su culminación en el 28-F, el magno error
de la derecha con Andalucía, que remataba una historia de
equivocaciones y olvidos. Gracias a aquel error de la derecha,
que entonces se llamaba UCD, el Partido Socialista ocupó muy
justa y democráticamente el poder. Matizo: ocupó una ilusión
colectiva, la esperanza de que llegara quien no se olvidara de
Andalucía, como la derecha había hecho siempre. Más que el de
Blas Infante, el ideal andaluz que encarnaban era el de
"cuando vengan los nuestros". Satanizaron a la derecha
histórica y supieron ponerse en el lugar psicológico exacto.
"Los nuestros" ya habían llegado. Más con un gesto
que con una práctica. González se fue a Madrid, como Cánovas,
pero antes tuvo el cuidado de dejar bien claro de que aquí
mandaban los suyos, a la medida de quienes esperaban que
llegaran "los nuestros".
De todo esto no tenía idea Suárez cuando nos pegó lo que
hoy se llamaría "el referendazo" y de todo esto, y es
lo más grave, no tiene idea Aznar. Aceptan resignadamente la
vuelta de la tortilla que se produjo en Andalucía el 28-F y la
consideran feudo inexpugnable. El PP no se cree que pueda ganar
en Andalucía. Ese es el nuevo error sobre el viejo error. Los
candidatos presidenciales han de buscarlos a la fuerza, ante el
temor a quedar como Cagancho en Almagro. Ponen de candidato al
que se deja. Ahora se ha dejado Teófila Martínez, que es una
espléndida alcaldesa de Cádiz, pero que ni por talante ni por
estilo puede llegar a quienes creen que esto es de "los
nuestros" per secula seculorum. La gran candidata hubiera
sido Amalia Gómez, una maría intercambiable con las votantes
del PSOE, que habla su lenguaje, que tiene su talante. Como
ahora sería Celia Villalobos la gran candidata, una vez que se
desvistió la alcaldía de Málaga para vestir un Ministerio de
Sanidad cuya bata blanca le venía grande. Celia Villalobos da
ese perfil de maría que puede ganar el voto de las marías.
Celia Villalobos no tiene nada que ver con los topicazos de la
derecha absentista. El lenguaje populista de Chaves o Zarrías
ella lo hace populachero. Cuña demagógica de la misma madera.
Y por si faltara algo, tiene un pasado completamente rojo de
toda rojez, como antigua militante del PC. El pasado de Celia no
tiene nada que ver con el pasado de la derecha cortijera
andaluza. Y el futuro de Celia no tiene nada que ver con esos
candidatos a palos. Que mucho hablar de Chaves como candidato a
palos, pero en la derecha también los tienen que coger entre
dos seguratas para hacerles la foto del cartel electoral.
Bueno, pues a pesar de todo esto, verán ustedes como el PP
persiste en el viejo error de la derecha y no pone a Celia
Villalobos como candidata para ganar la presidencia de la Junta.
Claro, como no se creen que puedan ganar...
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