| En
aquellos años en que la UCD pintaba de colores constitucionales
el arco iris en blanco y negro de la dictadura, abrieron la
verja de Gibraltar y todos fuimos a comprar bufandas y chalecos
ingleses a una Main Street que allí le decían Calle Real. La
verja cerrada por Franco fue uno de los mayores y más torpes
ataques contra la cultura y la lengua españolas en la
península, peor que el PNV. La población de la Roca se enrocó
en lo inglés y los llanitos no pudieron ir más a los toros a
La Línea. Los muchachos oían rock por la BBC y no flamenco por
Radio Algeciras, y hablaban el inglés aprendido en la escuela
más que el sonoro andaluz gibraltareño de sus padres y
abuelos.
Recién abierta la reja, aquellos dos dirigentes del Partido
Socialista no iban precisamente a comprar chalecos ingleses en
la sucursal de Mark and Spencer, sino a tantear al Gobierno del
Peñón con respecto a la oposición, en las siempre difíciles
relaciones con España. Uno de los integrantes de la joven
legacía diplomática del Partido Socialista era José
Rodríguez de la Borbolla. Llegaron a la sede del Gobierno de la
Roca y preguntaron por el ministro principal. Les dijeron que
estaba en su casa, y les dieron las señas. Y allá que fueron.
Una casa andaluza a cuya puerta llamaron, saliendo una señora a
abrirles:
-- Buenas tardes, ¿vive aquí el señor ministro principal,
Sir Joshua Hassan?
-- Sí, aquí es, pero él se ha echao un poquito...
-- Es que somos del PSOE y teníamos concertada una
entrevista con él.
Y entonces, sobre aquella cal tan andaluza, sobre aquellas
rejas y aquel silencio de siesta, sonó la voz:
-- ¡Yosuaaaa! ¡Que hay aquí dos mushashos que preguntan
por ti y quieren verte!
Cuando las mujeres de los Sires ingleses llaman a sus maridos
como la Omaíta de Los Morancos ("¡Yosuaaaa1") y
dicen que dos mushashos quieren verlo, sobran los referendos.
Caruana, el ahora ministro principal de Gibraltar, sigue
hablando el más bello andaluz, sin presión de la norma de
Madrid. Caruana se esfuerza en poner las eses cuando habla
inglés de Oxford, pero en español resuena por su boca la
belleza del habla andaluza en libertad. Diga lo que diga el
referéndum, la soberanía compartida existe. La aprueban los
gibraltareños cada día, hablando el más hermoso andaluz que
se oye al Sur de Despeñaperros.
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