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Si
mi olfato no me engaña, observo como una cierta satisfacción
generalizada entre los capomafias de la cultura española,
porque la película que aspira a representarnos en los Oscar es
la de los soleados lunes de la reconversión naval de Fernando
León. En estos casos hay que preguntarse aquello de Unamuno:
¿contra quién aplauden? Pues está clarísimo: contra José
Luis Garci. No contra la "Historia
de un beso", las obras de arte suelen traer al pairo a
estos fines de la ideologización de la cultura. Aplauden
directamente contra Garci. Aquí tenemos una Academia de Cine
que preside una señora que trasnochadamente levanta el puño
cerrado en los entierros. A buenas horas, mangas verdes: ese
puño cuando había que levantarlo era cuando Bardem estrenaba
"Calle Mayor", entonces es cuando tenía mérito; a
estas alturas de curso, los puños pertenecen al atrezzo de Casa
Cornejo. Y comprenderán ustedes que teniendo una Academia de
Cine que aún anda por el plan antiguo de los puños cerrados,
bajo ningún concepto podía distinguirse a Garci. ¿Por qué?
¿Y tú me lo preguntas? Porque Garci levantaba el puño cerrado
cuando había que levantarlo y no ahora, que no tiene el menor
mérito, y porque ahora, como buen intelectual, se plantea las
dudas de todas las utopías que de momento han conducido a dos
millones de trabajadores a los lunes al sol en autonomías
quizá regidas por señores que se dicen muy de izquierdas. Ni
se recuerda que García luchó por las libertades cuando era
menester ni que la reconversión naval que sufren los Javieres
Bardem de los lunes al sol la hizo precisamente la izquierda
cuando gobernó España.
Por si todo esto no fuera suficiente, Garci pasa por amigo de
Aznar. Es decir, está fijo de plantilla entre las llamas del
infierno del mismo retablo de ánimas donde acaban de pintar a
Miguel Boyer. Un señor que es amigo de Aznar no se merece más
que leña al mono, ¿cómo vamos a premiar su película? Hombre,
si por lo menos hubiera ido antes por La Bodeguilla... Pero ni
eso. Y encima, es un señor que va correctamente vestido, sin
hacer el guarro por los saraos, sin camisetas negras ni manchas
en la chaqueta. Y por si faltara algo, el mundo entero supo que
hablaba inglés muy malamente, porque tuvo el atrevimiento de
ganar un Oscar, cosa imperdonable en España.
¿Pues saben lo que les digo? Que ellos se lo pierden. Porque
este por lo visto pedazo de carca irreductible que es Garci ha
hecho un hermosísimo relato lírico sobre la libertad, con la
vida del verosímil escritor Blas Otamendi. Me ha alegrado,
además, doblemente, que participando en la película la
productora andaluza PC 29, el poema visual transcurra en una
Asturias soñada, no en un topicazo del Sur, que a efectos
cinematográficos es mejor muchas veces que no exista. Bueno, la
Asturias de "Historia
de un beso" tampoco existe. Porque ya se sabe:
"Los lunes al sol" y Garci, a la sombra.
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