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Las
estrellitas guapetoncitas del cine y de las pasarelas y puertas
de la carne de la moda no vienen a Sevilla a vender la exclusiva
de su foto haciendo caridades con los enfermos que las Hermanas
de la Cruz cuidan en las madrugadas de la soledad y la pobreza.
Se van a la India, a las obras de la Madre Teresa de Calcuta, a
hacerse la foto con los pobrecitos niños, llegando al suburbio
de las caridades desde las cinco estrellas de la suite del hotel
que la revista les paga en Calcuta. La Madre Teresa representa
la caridad políticamente correcta, al hilo de las siglas que se
llevan, totalmente Unesco, completamente ONU, perfectamente ONG.
La obra de la Madre Teresa es conocida en el mundo entero. Sobre
esta obra, su fundadora y sus monjas hay hasta películas. Es
como el ecologismo a lo National Geographic aplicado a la
caridad. Se salvan niños hambrientos en la India con la misma
frialdad publicitaria con que Brigitte Bardot protege focas en
la Antártida. Madre Teresa de Calcuta vende. Tanto, que el Papa
se ha apresurado a beatificarla. No sé qué dirán ahora los
que se quejaban:
-- Hay que ver la influencia
que tiene el Opus en el Vaticano, ¿pues no que el Papa ha hecho
santo a Escrivá de Balaguer en un dos por tres?
Ahora no han dicho ni palabra
de esto tan rarito de que el Papa haya hecho beata a esta buena
señora de Calcuta a sólo seis años de su muerte; no sólo es
de causa de los santos, es Guinness Récord. Y con la de días
que hay en el año, y con la de ceremonias de beatificaciones y
canonizaciones que se celebran en esa fábrica de santos que es
el Vaticano, no ha tenido Juan Pablo II mejor fecha para dar
bandera verde (y blanca) a la canonización
de Sor Angela de la Cruz que el mismísimo día de la
beatificación de Madre Teresa Superstar. ¿Qué ha pasado? Pues
que todo el mundo se ha puesto a hablar de Teresa de Calcuta, y
en los periódicos y televisiones de por ahí no han dicho ni
una sola palabra de nuestra Sor Angela de la Cruz proclamada ya
virtualmente como santa.
Si me caía bien la figura de
Sor Angela de la Cruz, más ahora. Ahora sí que es sevillana y
nuestra esta santa, que ha sufrido el habitual agravio
comparativo. A efectos de proclamación de santidad, eclipsada
por la Madre Teresa, Sor Angela de la Cruz también ha pagado su
IVA, su Impuesto de Vecindad en Andalucía. Por muchas casas que
fundara Sor Angela de la Cruz, por esta puñetera coincidencia
ha quedado como una santa de andar por casa con sus alpargatas
sevillanísimas, frente a la universalidad azul y blanca de la
toca de Teresa de Calcuta. Se ve que las estrellitas
guapetoncitas no vienen a Sevilla a que las retraten haciendo
caridades efímeras con las Hermanas de la Cruz. Sor Angela de
la Cruz no tiene quien le escriba. Pues mejor. Más nuestra,
más íntima, más de patio de esa casa de la calle Alcázares a
la que un Ayuntamiento republicano le cambió el nombre para
ponerle el de Sor Angela. Lo que no me cuadra en todo esto es lo
de Madrid. Pase que por coincidencia de fecha, la Madre Teresa
haya eclipsado completamente a nuestra Sor Angela. Vale que el
Papa, además, la haya incluido en una tacada de nuevos santos
españoles, con la monja carmelita descalza Madre Maravillas,
con el jesuita padre José María Rubio, y con la fundadora de
las Angélicas, que tiene nombre de nuera de la duquesa de Alba,
Genoveva Torres. Lo peor de todo es que dicen que el Papa va a
proclamar santa a Sor Angela no en Roma ni en Sevilla, sino en
Madrid. ¿Qué se le ha perdido a Sor Angela en Madrid? Claro
que bien mirado, más de nuestro tiempo no puede ser: Sor Angela
será la primera santa del Ave, de Sevilla a Madrid en el Ave.
Para ir a Madrid a hacer el mandado de que el Papa la proclame
lo que Sevilla ya sabía hacía una jartá de tiempo que era:
santa.
Sor
Angela de la Cruz en Internet
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