Aznar,
que callado suele estar más guapo, sabe tela de planes de
belleza. Por eso ha dicho a su gente en Madrid: «Os quiero a
todos hablando de cosas serias y no de planes de belleza en
siete días».
-- ¿Y eso cómo se come?
Los traductores simultáneos de
la esfinge vallisoletana se han aprestado a decir qué
significa, oh Kalikatres sapientísimo: traducido resulta que
por cosas serias entiende Aznar las reformas legales contra el
terrorismo y la delincuencia, la situación de Galicia y, sobre
todo, «hacer el máximo esfuerzo» para ganar las elecciones
autonómicas y municipales de mayo.
-- Pues anda que si Aznar se
dignara un día bajar a Andalucía a pegarle la bronca a su
gente...
Ahí lleva usted razón, porque
si en el panorama nacional está el PP intentando resurgir de
las cenizas en forma de galletas de chapapote, en Andalucía
anda hace mucho tiempo que no levanta cabeza. Insisto en lo que
Aznar no sabe, o no se quiere enterar, yé, yé, como decía esa
canción de la socialistona Conchita Velasco a la que el PP,
para no hacer igual que hacían los otros antes, le da ahora
todas las mamelas, con lo que resulta que siguen chupando del
bote los mismos que chupaban, la Velasco, Ramoncín, el niño de
Luis Miguel Dominguín y así. Lo que Aznar no sabe, y si lo
sabe no quiere reconocerlo, es que:
1.- Mientras no se
plantee Andalucía en serio, el PP no ganará nunca aquí las
elecciones ni muerto.
2.- Teófila Martínez
es tan buena alcaldesa de Cádiz como inadecuada candidata a la
Junta.
3.- El pulso del PP en
Andalucía no puede depender del AVE que de viernes a lunes tome
Javier Arenas cada semana.
De todo lo cual se infiere que
esto es un aburrimiento total. La política andaluza es un
bostezo. Ojalá estuviera por lo menos de Plan Pons Belleza en
Siete Días. Aquí todos salen a la calle con estos pelos, y con
esas patas de gallo y esas salidas de pata de banco. La
política andaluza es lo menos apasionante que existe. Con decir
que aquí interesa más el chapapote que el partido de Pepote
está dicho todo. Y para muestra, dos botones de Casa Velasco,
dos titulares de los periódicos de ayer, en los que se ve que
la política andaluza se ha convertido en algo de ellos con
ellos, en unos juegos florales de los profesionales que dejan a
la gente en la más completa indiferencia.
Un titular de periódico:
"Chaves envía una carta a Arenas para retomar el diálogo
roto en diciembre". ¿Ah, pero en diciembre se rompió el
diálogo? De las cosas que se entera uno, maestro...
Otro titular de periódico:
"Zaplana pedirá introducir novedades sobre el subsidio en
el documento que se está elaborando". ¿Ah, pero Zaplana
es ministro del Trabajo también para Andalucía? Pues ahora me
entero. ¿No quedamos en que a efectos de Andalucía el ministro
de Trabajo seguía siendo Javier Arenas, o incluso Manuel
Pimentel en los periódicos del Grupo Joly? Zaplana hasta ahora
ha brillado tanto por su ausencia en los asuntos andaluces que
había que echarlo de menos con unas gafas de sol así de
oscuras, porque era una ausencia de un brillo cegador.
Y así todo: que si Teófila
dice, que si Zarrías replica, que si Arenas anuncia, que si
Chaves recuerda... Y todo esto, en el mejor de los casos, sin
que venga el cura Chamizo para salir en la foto y acabar de
liarla, de modo que no se entienda nada. Ni la financiación
autonómica ni el subsidio agrario, las dos grandes cuestiones
que estos señores tienen entre manos en su Plan Pons de
Belleza, interesan absolutamente a nadie. Razones todas por las
cuales nunca interesó tanto en Andalucía la política... de
Madrid.
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