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Que
inventen ellos, no: inventamos nosotros. En Sevilla, como quien
no quiere la cosa, acaba de ser inventado un nuevo modelo de
ONG: la ONG interior. Como Médicos sin Fronteras, y
Farmacéuticos sin Fronteras, y Registradores de la Propiedad
sin Fronteras, pero de fronteras adentro. La cercanía, Dios, la
cercanía, podríamos decir adaptando el verso de Juan Ramón
Jiménez. Hay aquí dentro mucho Tercer Mundo aún, y hemos
descubierto que no hace falta ir a buscarlo por ahí. Me estoy
refiriendo a los Salvadores sin Fronteras del Salvador. Nos han
descubierto que a la hora de las solidaridades cívicas no hace
falta coger el avión para ir de cooperantes a El Salvador. Se
puede ir de cooperante a El Salvador (parroquia de), llegando en
autobús de Tussam hasta la Plaza Nueva.
Y quien dice Salvadores sin
Fronteras dice nuestros submundos interiores de la marginación.
Esta noche, por todo lo alto, en el Teatro de la Maestranza, se
preestrena "Polígono Sur: el arte de Las Tres Mil",
película que ha dirigido Dominique Abel y producido Maestranza
Film. La peli puede ser como uno de los documentales que hace
Miguel de la Cuadra Salcedo, pero sin canoas del Amazonas y sin
tribus de indios motilones, sin premio. Puede ser como un viaje
a nuestro Tercer Mundo interior. El día que las artistas
españolas descubran Las Tres Mil, ya verás tú cómo vienen
aquí a Las Vegas a hacerse fotos con los niños gitanitos para
vender la exclusiva a una revista, del mismo modo que ahora van
a retratarse en la India con los huerfanitos de las monjas de la
Madre Teresa de Calcuta.
A la ONG interior de los
Salvadores sin Fronteras hay que ponerles un 10 en sociedad
civil, pero un 0 en imaginación. Lo acabo de comprobar con el
programa del viaje oficial de Chaves a Marruecos. Los Salvadores
del Salvador tenían que haberle echado imaginación al asunto.
Haber dicho que no se trataba de la colegiata del Salvador, sino
de la mezquita de Ibn Abbas, sobre la que los destructores
cristianos de la conquista de San Fernando plantificaron un
templo católico. Bastaría con que hubieran destacado que el
Patio de los Naranjos es el de las abluciones, como aquel verso
guasón cordobés: "En esta pila Maimónides se lavaba los
cojónides." Y viendo que aquello era una mezquita, la
Junta, con doña Carmen Calvo, claro, a la cabeza, se hubiera
hartado de dar millones.
Porque eso es lo que va a hacer
Chaves a Marruecos: hartarse de dar millones en aquel Tercer
Mundo, ignorando la cantidad de terceros mundos interiores que
tiene Andalucía, donde los inmigrantes siguen viviendo
literalmente debajo de los puentes y se nos hunden las mezquitas
aljamas. A Carmen
Calvo, tan celosa de no dar un duro para iglesias católicas por
el qué dirán los budistas andaluces, le parece de perlas
que Chaves se gaste millonadas en los mahometanos marroquíes.
Concretamente, 48.000.000 euros, que son 7.968 millones de pesetas.
Entre otros rubros del Plan de Desarrollo Transfronterizo, ese
dinero de todos los andaluces (incluidos los andaluces budistas)
se va a gastar en la restauración del patrimonio histórico de
Mohamed, en la construcción de una biblioteca en Nador y en la
rehabilitación de varios museos marroquíes.
Por la referida falta de
imaginación, la Junta ni está ni se le espera en la colecta de
los Salvadores sin Fronteras, porque no son transfronterizos.
Podían haber dicho lo de la mezquita o lo de La Habana. Tanto
dinero nuestro como en Marruecos se está gastando la Junta en
poner de dulce La Habana Vieja. Hubiera bastado con decir que El
Salvador está en el mismísimo Malecón habanero, y no habría
habido el menor problema. El dinero que escatiman aquí les
encanta derrocharlo en países donde hay un tirano.
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