|
Como
esto es naturalmente un pasillo de comedias ha tenido que venir
Albert Boadella con Els Joglars a interpretarlo. España hasta
ahora había aportado a la civilización occidental grandes
hallazgos, palabras que se pronuncian en nuestra lengua en todo
el mundo, sin traducción: paella, sangría, guerrilla o
toreador. Está superándose nuestra capacidad de invención. La
forma tan peculiar de celebrar las bodas de plata de la
Constitución no creo que tenga parangón en el mundo. Esto de
que todos quieran mandar a freír espárragos a la Constitución
al cumplir sus primeros veinticinco años es como si un
matrimonio que hace cinco lustros que se casó decide que el
mejor modo de celebrar sus bodas de plata no es lo habitual del
banquete con los hijos y la misa en el mismo sitio donde se
casaron, sino irse directamente al Juzgado de Familia para la
separación o a la Rota para la anulación.
A este paso, como en el debate
de aquellas constituyentes, vamos a ser españoles los que no
podamos ser otra cosa. Lo que ha dicho Boadella: son los ricos
los que quieren irse. Los demás no tendremos más remedio que
seguir viviendo apalancados con los padres, con los padres
constituyentes: good bye, ricos, adiós, adiós, bien viaje,
adiós, que lo pases bien. Lo que es trágico visto desde el
otro lado del Estrecho, donde ha ido Aznar a tomarse un té
moruno y a fumarse el quif de la paz con Mohamed VI. Así que
unos queriendo irse de España a cualquier precio, y, mientras,
los pobres magrebíes y subsaharianos queriendo venirse a
España a cualquier precio. Que a veces es el precio de la
propia vida en una playa de Tarifa o Lanzarote. Lo que daría
cualquier ciudadano de Asilah o Chechauen por ser lo que Carod
Rovira o Ibarreche no quieren ser... ¿Qué? ¿Pues qué va a
ser? Sencillamente españoles.
Hablando de la Ezquerra (me
niego a llamarles "los republicanos") y de sus socios
del futuro gobierno catalán, también observamos una gran
invención, casi de premio Nobel de Física, si los experimentos
no conviniese hacerlos con gaseosa. El nacionalismo separatista
era algo burgués, de derechas. Lo de izquierdas era el
internacionalismo proletario. Aquí hemos inventado justamente
lo contrario. Los socialistas catalanes, que como obreristas
cantaban "La Internacional", tendrán que bailar la
sardana conservadora y burguesa del nacionalismo. Lo cual no es
de ahora. Cuando por culpa del error de UCD en el proyecto del
Estado de las Autonomías se hizo el roto de Andalucía que
acabó en el actual descosido de la Constitución, los que más
ardorosamente defendían el proyecto de la autonomía plena por
el artículo 151 no eran los partidos de una inexistente
burguesía andalucista, sino los partidos obreros. Para derribar
a la UCD se metieron por este peligroso camino del café para
todos. Si no hubiera sido así, los ricos de las nacionalidades
históricas no se querrían ir ahora, porque tendrían su
autonomía de pata negra del 151 y el resto, el chopepork del
Estado unitario.
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|