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Cuentan
que Guerra dijo: "Dadme la Televisión y cambio España en dos
minutos". Hay que poner la frase al día: "Nombradme presentador
de un programa populachero de TVE y me hago millonario en dos
minutos". Cuando "Fortune" da la lista de los más ricos, siempre
salen los mismos en la parte española: la Koplowitz o el dueño
de Zara. Ahí tenía que haber cada año media docena de
presentadores de TVE. O latisueldistas de la privada como Sardá.
Todos los latifundios de Samuel Flores y de la Duquesa de Alba
juntos no producen tantos beneficios como los cortijos
unipersonales de TVE. Que tienen, además, la ventaja de que
nadie pide que les hagan la reforma agraria, siendo todos
manifiestamente mejorables.
Los empresarios, para hacerse ricos, tienen
que arriesgar su dinero, bregar con el mercado, los empleados,
los clientes, los bancos. Los políticos, para ocupar el poder,
tienen que destacar en su partido, pasar años oscuros en una
concejalía, afrontar comicios internos, ser proclamados
candidatos, ganar las elecciones. Nada eso necesitan los
presentadores de fortuna para alcanzar dinero y poder. Basta que
sean designados por el dedo omnipotente de alguna capilla
sixtina audiovisual. ¡Y a hacerse ricos! ¿A qué elecciones ha
concurrido, cuántos puestos de trabajo ha creado José Luis
Moreno? Pues todos los españoles le pagamos más de 1.500
millones de pesetas por ese teatrillo malo de revista de La
Latina y esos pases de maromos en calzoncillos y de pelanduscas
en sostén titulado
"Noche de
fiesta". Cuando por dos euros gastados de más en una
carretera hay una interpelación parlamentaria, no hay el menor
control sobre los millones que apalea Moreno. ¿Por qué seguimos
haciéndolo rico? ¿Cuál es el ministro en postura comprometida
con un cabo de Artillería cuya foto tiene José Luis Moreno? La
continuidad de ese dispendio no se explican sin el chantaje de
una foto, ¿qué digo yo?, de Aznar en una bacanal de "drag queens"
o algo así. Y alguna foto así tendría también José Manuel
Paradas, cuando lo hemos hecho inmensamente rico con tres
películas de Cifesa, dos viejas glorias y una puretona tocando
un piano blanco. Paradas ha debido de extraviar la foto del
chantaje. Sólo así se explica que hayan decidido que ya era
suficientemente millonario como para que ahora le aseguremos un
buen plan de pensiones a Carmen Sevilla.
Dicen que TVE tiene un agujero tan grande que
a lo mejor allí es donde está Ben Laden, y por eso no lo
encuentran. Como ocurre cíclicamente, en la próxima legislatura
aprobarán un crédito extraordinario para enjugar el déficit y
empezar desde cero. Los millones que se embolsaron los virreyes
millonarios los pagaremos de nuestro bolsillo. Paradas, jubilado
de oro, se habrá comprado un yate mayor que el del Rey, para que
Marujita Díaz le eche por el taparrabos todo el Moet Chandon que
tenga por conveniente. Moreno nos seguirá obsequiando con nuevos
chistes verdes de revista de Colsada y con maromos cada vez más
macizos. Eso sí: la audiencia quedará perfectamente enganchada
para que el Gobierno que tolera estos virreinatos pueda
endosarnos su monserga en el telediario.
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