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estamos en esa Castilleja, ese Caracol, esa Media Fanega, ese
Montón de Trigo, ese Espino del calendario que es la cuesta de
enero. Aunque las tarjetas de crédito hacen túneles, hay que
subir la cuesta de enero, que sigue teniendo una pendiente del
10 o del 15 por ciento, aunque el dinero de las hipotecas lo den
al 2 por ciento y al no sé cuánto del Mibor, del Euribor, del
Babor y del Estribor, que los costeros de los barcos tienen
nombres completamente Cajasur. A propósito de Cajasur: las
mejores listas del PP no son las que están al caer, que están
muñendo Javier Arenas y Antonio Sanz. Las mejores listas del PP
son las que tiene anotadas la secretaria de Luis Miguel Martín
Rubio en Cajasur:-- Don Luis Miguel,
que le ha llamado también este otro señor que dice que lo conoce
a usted muchísimo, que es militante del PP en Puente Genil, para
ver si le arregla usted un asunto de una hipoteca que tiene con
nosotros y lo trae asfixiado... ¿Lo apunto también en la lista?
Apunta, nene. Y nunca mejor dicho lo de nene,
pues se trata de Córdoba. Los nenes del PP, que están todos
empeñados en que Luismi les dé la hipoteca que no les dio el
Cura... Un andaluz de la Andalucía del chiquillo es el que tiene
ahora vara alta en el dinero de la Andalucía del nene, que es la
sede de Cajasur. Unicaja está más bien por la Andalucía del
picha y la Andalucía del quillo. Una Andalucía en la que no sé
cómo se habla tanto de la fusión de las cajas de ahorros. En las
cajas de ahorros, como en el flamenco, se lleva la fusión. Bueno
Lidón es a la fusión de las cajas como El Cigala a la fusión del
flamenco. Hoy por hoy las cajas de Sevilla son un dúo, en plan
Andi & Lucas, pero sin pregón del Carnaval nombrado por Jesús
Quintero, porque en Los Ratones Coloraos hay que mamá, papá y el
difunto cuñao.
Digo que no me explico tanto hablar de las
cajas cuando dice Cáritas, que es la caja de cartón sobre la que
duermen los sintecho en la Andalucía de los sinlachas... Cuando
afirma Cáritas, decía, que el veinticinco por ciento de los
pobres españoles viven en Andalucía. Dicho a la americana: uno
de cada cuatro pobres vive en la imparable Andalucía de la
Segunda Modernización y del por aquí te quiero ver, por el
comedor de Cáritas para que el Padre Leonardo Castillo te eche
una mano. En España, dice Cáritas, hay dos millones de pobres
que tienen unos ingresos inferiores al 50 por ciento de la renta
mínima. De esos dos millones, medio millón de pobres están en la
Andalucía de las cajas de ahorros, que curiosamente, a pesar de
los pobres apenas funcionan ya como montes de piedad para que la
gente empeñe el colchón. Si hay tantos pobres, todo debería ser
Monte, nada Caja, por decirlo en la dualidad sevillana, que es
como Santa Justa y Rufina o Belmonte y Gallito, pero dando
hipotecas.
O fallan los estudios de Cáritas o fallan el
triunfalismo de la Junta y esta apariencia de ciudades alegres y
confiadas donde se apalean los millones en los pisos nuevos y
donde por menos de veinte millones de pesetas no te compras ya
ni una accesoria para vender tortas de Castilleja, la de la
Cuesta de enero. Y te quedas ya de mármol de Macael si lees
luego que en Sevilla solamente hay 238.669 metros cuadrados de
superficies comerciales y que solamente los centros de Carrefour
tienen 110.138 metros cuadrados. ¿A cuántos campos de fútbol
equivalen esas grandes superficies? Si somos tan pobres, ¿cómo
hay kilómetros y kilómetros cuadrados para comprar cosas de
comer y vestir y llenar los carritos hasta la corcha? Mucho
hablar de la burbuja inmobiliaria, pero da la impresión de que
todo es una enorme burbuja. Según Cáritas, una burbuja llena de
pobres. Según Chaves, una burbuja de moderna felicidad llena de
andaluces encantados de haberlo conocido.