umpliendo
los preceptos constitucionales, la Real Familia se mantiene al
margen de las luchas partidarias, no toma opción política alguna
y por eso nadie se extraña de que ni el Rey, ni la Reina, ni el
Príncipe de Asturias ni las Infantas vayan a votar cuando hay
elecciones. Nadie culpa por ello de abstencionismo a la Real
Familia, sino que se goza del supremo arbitraje de la Corona,
por encima de la expresión de la voluntad de la soberanía
popular.
Hasta que ha venido a Sevilla la Infanta Doña
Elena en plena campaña y se ha puesto a los pies de los caballos
de la Junta Electoral Central. La Infanta, como la primavera, ha
venido y todo el mundo, ay, sabe cómo ha sido: para acompañar a
Chaves en dos actos con un tufo electoral horroroso. El mismo
día que la Junta Electoral Central decía que el Ministerio de
Trabajo no podía hacer publicidad institucional de las mejoras
logradas para pensionistas y autónomos, porque eso era hacer
propaganda electoral al partido que está en el Gobierno, ese
mismo día, plena campaña según la Junta Electoral, la Infanta
Doña Elena arropaba a Chaves en una tontería muy gorda, como la
inauguración de una exposición de fotografías del por otra parte
lamentable, condenable y repugnante exterminio genocida de los
judíos durante la II Guerra Mundial a manos de los nazis.
Y ya que estaba en Sevilla, no quedó ahí la
actuación de nuestra Infanta no castiza, sino muñidora del PSOE.
Con pernocta, al día siguiente, otra vez al lado de Chaves. Para
inaugurar en Bormujos el Hospital de San Juan de Dios, levantado
por la orden religiosa de ese nombre, no por la Junta, e
inaugurado ya en diciembre pasado. La Infanta se prestó al
pitorreo de inaugurar por segunda vez con Chaves lo que estaba
tan inaugurado, que allí se han atendido ya 3.000 consultas y
5.000 urgencias. Y donde la Junta no pinta nada, porque el
hospital lo han levantado los beneméritos hermanos de San Juan
de Dios, los que atendían a los niños tullidos cuando en España
nadie hablaba de Traumatología.
No lejos de donde la Infanta se prestaba
lamentablemente a la propaganda electoral de Chaves, en
Espartinas, la recordada alcaldesa Regla Jiménez tuvo que hacer
por su cuenta un ambulatorio y tuvo el valor cívico de poner una
placa que decía: "Este ambulatorio se ha hecho a pesar de Chaves
y de la Junta, que no han dado más que por saco". Que sepamos,
la Infanta muñidora no estaba allí al lado de Regla Jiménez
porque, claro, Regla era de un partido que nunca pone en duda la
Monarquìa y no de un partido como el de Chaves que a las
primeras de cambio saca la tricolor.
Demagogia institucional
En la demagogia al uso de la paja en el ojo
ajeno y la viga en el propio, alguien del PSOE le preguntaba
retóricamente el otro día al PP que cuántas becas y cuántas
pensiones se podían pagar con el dinero que Zaplana se ha
gastado en anunciar las mejoras a los pensionistas y autónomos.
No recuerdo quién lo preguntaba, si Zapatero o si esa portavoz
con tan poquita voz que es Carmen Chacón, la señora que perdió
una ene como otras pierden un zarcillo, pues llamándose con un
apellido tan castellano como Chacón, se empeña en llamarse Carme
en vez de Carmen. Vamos, Carmen de Espanya y no la de Catalunya,
y no la de Merimèe, y no la de Merimèe... Bueno, pues la misma
pregunta que el PSOE le hacía al PP, como el PP va de carajote
en estas cuestiones, no se la ha hecho, por ejemplo, Antonio
Sanz a Chaves. La pregunta sería: "¿Cuántas becas y cuántas
pensiones se podrían pagar con los 4.600 millones de antiguas
pesetas que la Junta se ha gastado en menos de un año en prensa,
publicidad y propaganda sobre lo imparable que es Andalucía y lo
bien que venden el truco del almendruco de la Segunda
Modernización?" Dinero, por cierto, absolutamente superfluo. Al
PSOE no le hace falta propaganda alguna para repetir sus
mayorías electorales en Andalucía. Con el PP que tiene frente
aquí abajo le basta y le sobra.
Morir de éxito
Los empresarios del Aljarafe sevillano, donde
hay 20.000 empresas aparte de Ikea, dicen que la comarca puede
"morir de éxito" por falta de infraestructuras que haga frente
al "boom" demográfico e industrial. O sea, que a Sevilla le ha
salido una Marbella, cuyo Puerto Banús es Ikea.
Los paisanicos de Gadafi
Porque Ana de Palacio no es aficionada al
Carnaval como su colega la ministra de Medio Ambiente, que, si
no, cuando llegó a Libia a entrevistarse con Gadafi y lo vio
vestido de aquella manera, con la túnica y el gorrete de las
telas que Manolo Torre compra en Tánger para hacer los disfraces
de las agrupaciones gaditanas, hubiera dicho: "Qué pedazo de
comparsa, Gadafi, hijo, qué bien vas este año, qué pedazo de
tipo..." Gadafi cada vez se parece más a sus dobles andaluces.
Porque son dos profesionales a los que se les acumula el
trabajo, que en caso contrario, si estuvieran en el paro, los
dos podrían colocarse perfectamente en Trípoli como dobles de
Gadafi para cuando estuviera chungo y no pudiera recibir a Ana
de Palacio. Porque tú vistes a Jesús Quintero con esas ropas de
comparsa fina y es talmente Gadafi, el Gadafi de la Colina. Y, a
su vez, Enrique Morente es el doble metidito en carnes que tiene
El Loco de la Colina. Una vez iba El Loco junto a la Giralda y
unas gitanas de Granada que estaban vendiendo claveles lo
confundieron con Morente. Se le acercaron y le dijeron: "Anda,
Enrique, primo, dame algo, que eres paisanico..." Quintero y
Morente, a su vez, son paisanicos de Gadafi, uno en gordo, otro
en flaco, pero los dos, clavados.
Sin problemas en la N-340
La carretera N-340 es la ruta de los Peugeot
de segunda mano de los marroquíes con la baca cargada hasta las
trancas en la Operación Paso del Estrecho. Es ese matadero de
criaturas que va de Puerto Real a Algeciras sin desdoblar,
pasando por las mortales curvas y cuestas del Puerto del
Cabrito, que se llama así por cómo los conductores llaman al
responsable político que aún mantiene la carretera en tales
condiciones. Pues bien, Alvarez Cascos ha acabado con el
problema de la N-340. No se ha enterado nadie, pero ha acabado.
Claro, como estamos con el Cascos de "Salsa Rosa", nos olvidamos
de su gestión en Fomento. ¿Saben cómo ha acabado con el problema
de la N-340? Cambiándole el nombre. Muerto el perro, no hay
rabia. Cascos ha cambiado de nombre todas las carreteras de
España, lo que nos vamos a gastar en nuevas señalizaciones. Y la
N-340 ha dejado de existir. Desde Tres Caminos, entre Puerto
Real y Chiclana, hasta Algeciras pasará a llamarse A-48, o sea,
Autovía de la Costa de la Luz. Que aún no existe, ahora empieza
su construcción, pero el nombre queda divino. Así que ya no
habrá más muertos en la N-340. Los muertos de carretera serán
ahora en la Autovía de la Costa de la Luz. Que no existe. Ah, y
la famosa Nacional IV, la nacional Madrid-Cádiz, también ha
dejado de existir. Ahora es la Autovía del Sur, no sabemos si de
Carolina de Sur, de Corea del Sur o de Dakota del Sur, con lo
bonito que hubiera sido llamarla Autovía de Andalucía, que es
como se llama gloriosamente lo que los pedantes llaman "el Sur".
Navas de Tolosa
Como el libro de Isabel la Católica es un
éxito de ventas y como las revisiones de la Historia también,
ahora le toca el turno a desmitificar la Reconquista. Acaban de
salir tres libros, tres, sobre la batalla de Las Navas de Tolosa.
En `Las Navas de Tolosa: la batalla´, de editorial Almena, y en
`La batalla de las Navas de Tolosa: historia y mito´, de la Caja
Rural de Jaén, Manuel Gabriel López Prayer y María Dolores
Rosado Llamas se aproximan a la contienda y sus fuentes, a los
que hay que añadir los trabajos de Antonio Vara Thorbeck,
publicados por la Universidad de Jaén con el título `El lunes de
Las Navas´. A Las Navas le llega la desmitificación. De momento,
el moro Miramamolín ha dejado de ser Miramamolín. A partir de
ahora será el califa almohade Muhammad al-Nasir. El rey de
Navarra, Sancho VII "El Fuerte", ya no es tan fuerte. El pendón
de Las Huelgas ha resultado ser de otra época. Del célebre
palenque o sistema de defensa de la tienda de Miramamolín, con
voluntarios enterrados hasta las rodillas que citan las crónicas
cristianas y musulmanas, no se han encontrado ni rastro, y a lo
mejor nunca lo hubo. Esperemos que por el momento sean los
cristianos los que sigan ganando la batalla de Las Navas de
Tolosa. Que con estas revisiones de la Historia nunca se sabe. A
lo mejor ahora lo políticamente correcto será decir que los
vencedores morales de la Las Navas fueron los moros, perdón, los
mahometanos o como se deba decir en términos al uso.