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un afamado pintor. Si estuviera en vigor el antiguo baremo
académico diría que es medalla de oro. Tiene cotización, nombre.
Tiene estilo. Ves una obra suya y no te queda duda de su
autoría. Perdonen que no diga su nombre, para que no le caiga la
condenación eterna por decir la verdad. Porque me lo encontré
ayer y echamos esa paraíta en la acera que te demuestra que
todavía queda tranquilidad sin prisa en nuestras ciudades. Le
pregunté cómo le iba, y me dijo:-- Pues
harto de pintar de balde. La gente se cree que los pintores
somos como los camaleones, que vivimos del aire.
-- ¿Por qué?
-- Porque me acaban de llamar de una hermandad
y ha sido ya la gota que colma el vaso de la paciencia. Es una
cofradía en la que estoy apuntado de hermano desde que era
chico, donde salí de nazareno muchos años, mi familia ha sido
siempre mucho de allí, la del barrio. Esta hermandad celebra el
centenario de no sé qué. Sí sé de qué, pero no te lo digo, no lo
vayas a poner y la liemos. Y resulta que me llaman, y como el
que te pone una medalla, van y me dice: "Oye, que la junta ha
decidido que el cartel del centenario lo hagas tú, ¿qué, estás
contento con el honor?" Y a mí se me ha ocurrido decirle al tío
que me llamaba: oye, y en miles de pesetas, ¿cuánto es ese
honor? Porque no sé si sabrás que yo vivo de los cuadros que
pinto, que no pinto por amor al arte, aunque me guste mucho mi
arte. Y hoy es este cartel que es un honor que me encarguéis,
pero ni un duro. Y mañana, que done una obra para una subasta
benéfica para los pobrecitos niños. Y pasado, que a ver qué
cuadro puedo regalar para que lo vendan para sacar fondos para
la lucha contra no se qué...
-- El pito de un sereno...
-- Totalmente. Pero con los artistas nada más,
¿eh? El torero tiene que torear el festival benéfico de balde, y
la artista tiene que cantar en la función benéfica de balde,
para recaudar fondos. Y al pintor, al torero o al cantante le
piden que trabaje gratis un señor que bien que cobra por lo que
hace, un abogado, un médico, uno que vende pisos. El que me
pedía que pintara el cartel del centenario es precisamente un
promotor inmobiliario, rico podrido, que se harta de vender
pisos y de ganar dinero. Y cuando me decía que era un honor,
estuve por decirle, oye, ¿y por qué no es para ti un honor que
dones a la hermandad uno de los pisos que haces, la hermandad lo
venda y con ese dinero se busque a un pintor que pinte el cartel
cobrándolo?
Este pintor tiene toda la razón. Siempre lo
pienso cuando en un pueblo organizan tómbolas, rifas, sorteos
para un pobre niño enfermo, que se muere si no lo operan, y la
operación cuesta tanto y más cuánto. Los toreros torean gratis y
los pintores pintan de balde para que el medico que ha de operar
al pobre niño se lleve sus millones de honorarios. Me encantaría
ver algún día un cartel que dijera: "Festival Médico a Beneficio
de Tal. Hoy, en la Clínica de Santa Lucrecia, serán operadas sin
cobrar ellos un duro 6 apendicitis, 6, por los afamados doctores
señores Gómez, Pérez, López, Sánchez, Rodríguez y Martínez,
quienes actuarán gratuitamente y cederán sus honorarios a
beneficio de los necesitados. Los enfermos han sido donados
generosamente por Sanitas, que también ingresará en la cuenta
benéfica el importe de los gastos de hospitalización, que
correrán por su cuenta, mientas que los quirófanos han sido
cedidos desinteresadamente por la empresa Lucrecia Médica S.A.,
propietaria del centro". Pero no, Los que operan cobrando,
construyen cobrando o defienden cobrando son los que exigen que
los artistas actúen gratis para poder hacer ellos sus muy
solidarias caridades.