-- Google.

Con Google en el navegador, el Larousse y el Espasa crían telarañas en sus anaqueles. Hay en nuestros días un nuevo enciclopedismo sin Diderot, el de Google. Pregúntale lo que quiera, que te lo busca y te lo halla. Le pones autor, político, batalla, topónimo, verso, título, personaje, fecha, y sin que te cueste un duro te da la respuesta. Le pones "en Flandes se ha puesto el sol" y te sale: "Eduardo Marquina". Le pones "a las cinco en punto de la tarde" y te suelta el tío: "La cogida y la muerte" de Lorca. Y si andas chungo de ortografía y le pides las obras de "Miguel Delives", el chino o enano que Google tiene dentro te corrige inmediatamente: "Quiso decir Miguel Delibes". Un buscador de Estados Unidos donde saben que Delibes se escribe con be es digno no solamente de que salga a Bolsa en Wall Street, sino de que en España le demos por lo menos la Gran Cruz de Alfonso el Sabio. Rey, por cierto, que con todos sus saberes era un analfabeto funcional al lado de esa Biblioteca Nacional, ese Archivo de Simancas, esa Hemeroteca Municipal que tenemos en Google gratis total.

Y de las noticias, ni hablo. Google es también como aquella meritoria agencia Camarasa que le mandaba a los artistas y a los toreros los recortes de las críticas de su actuación en Teruel o en Badajoz. Camarasa tardaba una semana en mandarle al actor el recorte de la crónica donde lo ponía verde un critico de Zamora. Con Google puede saber inmediatamente quién se caga hoy en sus muertos. Y gratis, sin cuota de abono. Tiene Google una maravilla que son las "News". Tú quieres saber qué dice hoy toda la prensa en español acerca, un poner, del envío de nuestras tropas a Haití, pones "Haití+España" en lo de "News" y te sale hasta lo que publica el "Diario Palentino" y 82 informaciones más. Una maravilla. Ah, y puedes decir que todos los días te manden por correo electrónico los titulares de los asuntos que te interesen, que los tienes al alba en tu pantalla sin que te cueste un duro.

Razones todas por las cuales le digo al buscador como una señora de Sevilla al empresario que espléndidamente la invita con todas sus amigas a comer en su casoplón: "Por favor, Google, no te vayas a arruinar, porque ¿qué sería de nosotros sin estas magnificas convidadas que nos das?"