Antonio Burgos / Antología de Recuadros

Diario 16,  11  de agosto de 1993

Antonio Burgos

Rodrigo Bocanegra, el arcipreste del bikini

 

Dejamos ayer a las monjas de clausura de Boadilla del Monte que tejían los bikinis de crochet ajustándose los cilicios a revientacalderas, en penitencia por haber colaborado involuntariamente sus manos jornaleras del ganchillo con las pompas y las obras de Satanás. Si viviera don Rodrigo Bocanegra, el famoso arcipreste de Marbella, yo lo invitaría ahora a que fuera a Boadilla en visita pastoral, para decirles a las esposas de Cristo del convento dedicado al gremio textil lo que les decía a sus feligreses de la Costa del Sol en los años cincuenta: que el bikini no era pecado.

En los papeles del verano veo que vuelven dos personajes que marcaron el desarrollo turístico español: en la Costa del Sol, don Rodrigo Bocanegra, con su sotana tridentina y sus tres pelos muy bien administrados y cuidados a lo largo del latifundio que era su calva, así como se los disponía don José Ortega y Gasset, que aparte de ser el más importante filósofo español contemporáneo también fue uno de los altos calvos de la nación con mayor habilidad para administrarse y poner en regadío de pelambrera tres pobres pelos locos. Si en la Costa del Sol se evoca el papel y la figura de l arcipreste Bocanegra, en la Costa Dorada, Benidorm le hace justicia por fin a don Pedro Zaragoza, aquel señor de la tienda de muebles para apartamentos que fue quien que inventó todo lo que Madre Naturaleza no había inventado a los pies de la montaña de la Patada de Roldán, desde el Festival de la Canción a Raphael y Julio Iglesias, pasando por el veraneo masivo de los madrileños.

Está muy bien que Marbella reivindique a don Rodrigo y Benidorm reivindique a don Pedro. Los dos son figuras del régimen anterior, lo cual es una raya en el agua. Será que el agua del Mediterráneo produce estos milagros. Don Rodrigo era un cura del régimen con todos sus avíos y manteos de tiros largos, y don Pedro Zaragoza era un alcalde y jefe provincial del Movimiento con todos sus avíos, chaqueta blanca de uniforme incluida. A don Rodrigo, que murió, se le rinde memoria y a don Pedro, que felizmente vive, se le rinde homenaje. Y entrambos se disputan la gloria nacional del bikini. Eso en tiempos de Franco y de Fraga de ministro no se podía decir, naturalmente, pero el verdadero motor del desarrollo turístico no fueron los paradores nacionales, ni las empresas de Banús y de Meliá, ni las torres benidormenses de Coblanca, ni el generoso sol, ni la limpieza de las playas, ni los precios. El motor del turismo fue el bikini. Gracias a que fueron autorizados o al menos consentidos los bikinis pudieron venir las legiones de turistas gordas y sonrosadas a ligar con los camareros, que entones ni siquiera sabían que eran "latin lovers", sino que se creían leños hispánicos.

Dicen por Benidorm: "El primero que autorizó el bikini fue don Pedro Zaragoza, y gracias a eso se construyó toda la playa de poniente..." Replican en Marbella: "No, don Rodrigo Bocanegra lo autorizó antes, y, además, tenía más mérito, porque era cura."

Como andaluz, suscribo la tesis de Marbella, aunque sea gunileo por mi parte. Lo del arcipreste tenía mucho más mérito. Para el emprendedor Pedro Zaragoza autorizar el bikini no era abjurar de los Principios Fundamentales del Movimiento, sino hacer la vista gorda sobre la letra del Boletín Oficial y decirles a los guardias que no hicieran pieza de atestado con las dos piezas. Para el arcipreste, en cambio, era meterse en contramano por los caminos del cielo y tener siempre a mano el extintor para los fuegos del infierno. Al uno le podía meter la bronca Franco, pero al otro, Dios en persona. Pero como Dios era más permisivo que Franco, Don Rodrigo, como un nuevo Moisés, se subió con las tablas de las leyes divinas a lo más alto de Sierra Blanca, convocó a Hohenlohe, a Banús y a Meliá, y les dijo:

--- Aquí veis, hijos, que el Dios que creó este microclima no dice nada en sus mandamientos acerca del bikini. Así que podéis ir llamando a los "tour operators"...


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