Antonio Burgos / El Recuadro

El Mundo, 28 de noviembre de 1996

Antonio Burgos

Dentistas conservadores

 

Pensé que todo está politizado cuando pasé por la esquina del Hotel Los Lebreros, frente a donde el Cortinglés está poniendo su falla valenciana de Navidad, y vi un cartelón que ponía: "IV Reunión de la Sociedad Andaluza de Odontología Conservadora". Anda, pensé, esto significa que estamos de política hasta los dientes. Si hay una Odontología Conservadora es porque habrá otra Odontología Progresista, y, claro, tienen que reunirse para aprobar la ponencia ideológica. Vamos, que si el Pérez Royo de guardia fuera dentista, sería un dentista progresista, y que si el Atencia de turno fuera odontólogo, sería un odontólogo conservador.

Si bien esto fue lo que pensé en un momento, caí luego en mi error. Esos odontólogos no tiene que ser tan conservadores como proclaman, porque entonces no lo dirían. Aquí nadie tiene el valor de proclamarse conservador. Si fuera lo que pienso, se llamaría Asociación Andaluza de Odontología Democrática, o Asociación Andaluza de Odontología Popular, pero nunca Conservadora. Ya nadie es conservador. Ni el conservador del Alcázar, que por cierto lo está haciendo muy bien, es ya el conservador. A José María Cabeza, que ocupa el puesto de Joaquín Romero Murube, que era un liberal, o de Rafael Manzano, que es la peor lengua en la ciudad viperina, le llaman ahora director del Real Alcázar, más progresista, porque lo de conservador suena a insulto. Incluso no sé cómo el Conservatorio de Música se sigue llamando así en esta enseñanza diseñada por los cursis de los segmentos de ocio y los parámetros curriculares. Lo normal es que le hubieran puesto Progresatorio de Música.

Las tonterías que nos traemos, llevadas al límite del ridículo, dan mucho que pensar, como ven. Todo el fregado de conservadores y progresistas se ve divinamente a través de los dentistas del Lebrero. Hay veces en que es mejor ponerse en manos de los conservadores que de los progresistas. Sobre todo en cuestión de piños. Si tú vas a un odontólogo conservador, te salvará la muela picada, y te pondrá una endodoncia para que no la pierdas. Pero, por las mismas, digo yo que si vas a un odontólogo progresista, de momento te echará toda esa fila de dientes abajo y después ya veremos, cantándote por Juanito Valderrama me voy a hacer un rosario con tus dientes de marfil.

Como no podía ser menos, todos los odontólogos de plantilla del SAS son progresistas. Como lo conservador es pecado, en el Seguro solamente te hacen las extracciones, que a mí eso de llamar extracción a sacarte una muela me suena a bombo de los Niños de San Ildefonso de la mala suerte que corren tus piezas dentarais. Todo el mundo acepta como lo más natural del mundo esto que me parece absurdo: si se llama Servicio Andaluz de Salud, ¿por qué no incluye la salud dental, que no es precisamente dejarte sin piños? Esto es tan absurdo como si en el Seguro en vez de operar a las viejas de cataratas, les sacaran el ojo malo, y que si quieren que les implanten una lente intraocular ( ¡toma ya Oftalmología!) que se vayan al médico de pago...

Como ustedes pueden comprender, hasta en odontológicas cuestiones es mejor ponerse en manos de los conservadores que de los progresistas. Estoy viendo al que sale de la consulta con la boca destrozada, limpiándose la sangre con un pañuelo y cuando le preguntas qué le pasa, te dice con media lengua y sin un solo fonema dental o interdental:

--- E e ezurta e era un entista ogrezista... A óxima ez oy a uno e zea onzervadó...


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