Antonio Burgos / El Recuadro

El Mundo, 23 de marzo de 1997

Antonio Burgos

Ceniza de Miércoles

 

Pío XII hizo en 1956 la gran reforma del calendario de la Semana Santa. Acabó con aquel Sábado de Gloria de los estrenos, cuando al Teatro San Fernando venía la compañía de Lilí Murati y la de Doña Concha Piquer al Cervantes. Para que se luciera la más secreta Esperanza de Sevilla, Pío XII, que como Fernando Santos el sastre y Manolo González el torero era mucho de la Hermandad de la Trinidad, inventó el Sábado Santo. Ahora se ha hecho otra gran reforma de las vísperas de la Semana Santa, más revolucionaria todavía que la del Papa Pacelli. Hoy, dicen, es Miércoles de Ceniza. Dicen, pero no es verdad. La ceniza de este Miércoles de bacalao con tomate y primeras torrijas ha quedado pulverizada por la comercialización de la Semana Santa. Aunque el calendario litúrgico de la Santa Madre Iglesia diga lo contrario, hace ya más de un mes que empezó la Cuaresma según Sevilla. Joseph Peyré, en Los Caminos del título de su libro, dejó escrito aquello de "la Pasión según Sevilla" para referirse a la Semana Santa y ahora hay que poner "la Cuaresma según los jefes de marketing" para referirse a las largas vísperas del gozo.

Antes la Cuaresma empezaba cuando se iniciaba el rito del ayuno y abstinencia que, como en tantas cosas del habla de Sevilla, se escribía de una forma y se pronunciaba de otra. Se escribía ayuno y abstinencia, pero se pronunciaba vigilia. Era Cuaresma porque en el mostrador de Ochoa veíamos el cartelito ritual que nos anunciaba que la sangre encebollada había que cambiarla ya por las espinacas con garbanzo, y que la carne en salsa daba paso de mudá a los pavías: "Hoy es vigilia". Ahora las tapas de la Cuaresma son otras tapas. No te las anuncia el tabernero que te dice que es vigilia, sino el quiosquero:

-- ¿Se va a llevar usted las tapas?

--- Ah, ¿pero da usted una tapita con el periódico?

--- No, me refiero a las tapas de los coleccionables de Semana Santa...

Ahora la Cuaresma empieza el día que el quiosquero te ofrece las tapas encuadernables, que si fuera uno de los niños de la Casa de la Viuda o de la Bodega Sanlúcar de la Cava de los Civiles hasta te la recitaría:

--- De tapitas tenemos la guía de la Semana Santa, los escudos de las hermandades, la colección de los llamadores, las láminas de los Cristos y las Vírgenes, los nazarenos de Hohenleiter...

Es Cuaresma desde enero, quizá desde mucho antes del quinario del Gran Poder. Y en la moda de las restauraciones que hay ahora en las cofradías, yo cogería el Miércoles de Ceniza y lo llevaba al instituto que tiene la Junta en La Cartuja, para que lo restaurasen en su antiguo gozo. Para que le limpiaran las adherencias comerciales que se le han ido pegando con el paso de los años. No hablo de la ceniza sobre la frente, porque como dicen que ya no hay más novísimos que los que pintó Valdés Leal, y que el infierno son los chuflas y los pintamonas que tenemos que padecer en vida en esta Sevilla de nuestros pecados originales y nuestros pecados plagiados, pues ni siquiera tenemos el miedo bíblico a la muerte. La ceniza viene ahora en forma de una radiografía o un análisis, que son las que mayormente nos dicen, pero con siglas en inglés, eso latino del Pulvis eris et in pulvis reverteris, que lo de reverteris no me negarán que suena al pañuelo de la novia del torero de Alcalá del Río.

Yo mandaría el Miércoles de Ceniza a que lo restaurasen en La Cartuja con todo el temblor de las vísperas que antes tenía, cuando se empezaban a oír tambores por la Barqueta y se presentían los blancos gritos del azahar en las plazoletas de albero, piola y trompo. Que nos restaurasen un Miércoles sin hartazgo de una Semana Santa amenazada por su propio crecimiento desmedido y por su constante presencia a lo largo de todo el año. Que nos devolvieran a su ser el gozo íntimo y secreto de un Miércoles del que sólo quedan cenizas, enamorado polvo del recuerdo.


    

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