La Corona no es un logotipo

"Si lo que fastidia es la Corona, se la debemos quitar
urgentemente al escudo de España y sustituirla
por media pelota de balonmano"

No sé por qué se ponen así por el logotipo que han hecho en Barcelona con motivo de la boda de la Infanta Doña Cristina con ese tipo. Estamos en el siglo de las siglas, que decía el difunto Dámaso Alonso, y en el siglo de los logotipos. Ya no hay escudos de armas, sino logotipos. No sé qué está esperando, por ejemplo, mi amiga la duquesa de Alba para hacer un logotipo de la Casa. Eso de la heráldica está absolutamente pasado de moda, salvo para pedir las armas del apellido García o del apellido González llamando a un teléfono Novecientos Algo. Cayetana podría hacer un logotipo de lo suyo, y más ahora, con el noviazgo de Cayetano con Mar Flores, te acompaño en el sentimiento, duquesa, no te preocupes, esas cosas ocurren en las mejores familias, como puedes ver...

Antes los equipos tenían escudo, pero ya es logotipo. Yo me creía que mi Betis de mi alma tenía el glorioso escudo de las trece barras, hasta que me he enterado que estaba muy equivocado, que eso es un logotipo. Los hierros de las ganaderías, que yo me creía que eran parte de la historia de nuestras tradiciones, tampoco. Resulta que son logotipos. Don Eduardo Miura se murió sin saber que la A con asas famosas de su ganadería de Zahariche no eran un hierro, sino un logotipo. El PSOE mismo, no alcanzó el poder y la manteca colorá de la morterá hasta que no cambió su escudo por el logotipo. El PSOE tenía el viejo escudo de los tipógrafos compañeros de Pablo Iglesias, de los tíos de la blusa, las alpargatas y la gorra, que era el yunque, la pluma (sin alusión alguna a ningún diputado, por favor) y el libro. Como la blusa la habían cambiado por el traje de Ermenegildo Zegna, las alpargatas por los zapatos Martinelli y la gorra era un modo de ir por la vida, ir de gorra, pues tuvieron que actualizar el escudo con el logotipo, que fue lo del puño y cerrado. En puño cerrado no entran rosas, pero allí entraban. Y a partir de entonces, pues, hala, a enriquecerse y a dejar gobernar...

La Corona tenía su escudo, que son las armas del Rey de España o que son las armas del Reino, ya saben, los leones de Castilla y las cadenas de Navarra, ese escaparate o plato compuesto de la Historia. Y la Corona propiamente dicha, por descontado. La Corona real, que con sólo ponerla se sabe que aquello es perteneciente o relativo al Trono. Antes de esta moda de los logotipos, la hermandad de Semana Santa que obtenía el título de "real", el club de fútbol al que se lo concedían, ponía la Corona en su escudo, y no había que inventar un logotipo. El Real Madrid no tiene que inventarse un logotipo para decir que es Real, porque tiene allí en todo lo alto la corona, encima de esa especie de torta de aceite de Castilleja de la Cuesta o ensaimada de Mallorca que es el redondel de su escudo.

Nada de eso vale. Nada de eso vale, porque lleva Corona. Y como ustedes bien saben, la Corona es altamente inconveniente en determinados sitios. Especialmente en las ciudades de tradición republicana. Léase Barcelona. Por favor, ¿cómo vamos a hacer esa provocación de llenar Barcelona de coronas reales, por mucha boda que sea? ¿Qué iba a decir Pilar Rahola? Por eso hay que inventar un logotipo, que es como una Corona light. La Infanta se casa con un cuerpo danone al que mete en el frigorífico de la Real Casa y ese danone tiene que ser como marca la moda y la tabla: descremado, desnatado, sin calorías, light. Y sin Corona, para que no se enfaden Pilar Rahola ni Angel Colom. De todos los desafueros morganáticos de la tontería del logotipo, lo peor es el propio concepto del logotipo en sí. ¿Para qué hay que inventar un logotipo para asuntos de la Monarquía Española, que ya tiene su propio logotipo, que es la Corona, y que lo inventó no Enric Satué ayer por la mañana, sino el Conde Fernán González allá cuando sonaba el despertador de los tiempos? Se empieza recibiendo en chandal a los príncipes del Japón y se acaba, claro, con el logotipo.

-Y lo que hemos de ver todavía en esta moda, maestro... No, si a ustedes les van a dar muchos jornales ganados con la cantidad de tonterías que van a seguir haciendo...

Cuando Doña Elena se casó en Sevilla con el blandito de Marichalar no hubo que inventar ningún logotipo, porque aquí abajo, mire usted por dónde, la Corona no da por saco a la gente. Cuando se elige una ciudad republicana para una boda de la Familia Real ocurren estas cosas, que hay que disimular los símbolos y sustituir la Corona por un logotipo. Cuando se casaron Doña Elena y el duque de Lugo, Sevilla se llenó se retratos de los novios, en plan Romance de la Reina Mercedes. El más modesto tendero ponía en el mejor lugar de su escaparate un retrato de los novios, con su mijita de bandera española en casi todos los casos. Sobre el retrato de los novios, enmarcándolo, no había logotipo de ninguna clase, entre otras cosas, porque a ver qué logotipo le haces tú a Jaime de Marichalar, si no se le relaciona con nada más que con la nada más absoluta, a ver quién tiene cojones de buscarle un logotipo a ese tío... Por eso en aquellos retratos, sobre el todo, que decían los viejos reyes de armas, estaba la Corona. En la simbología de la ciudad, a los reales novios los ponían en el más alto honor, que era bajo la Corona, como las trece gloriosas barras del escudo del Betis.

Pero en Barcelona es distinto. No se esperen en Barcelona los entusiasmos de la boda de Sevilla. Allí veremos el triste espectáculo de una Monarquía que tiene como vergüenza de serlo. Ahora que si es por logotipos, me parece que estamos perdiendo el tiempo. Si lo que fastidia es la Corona, se la debemos quitar urgentemente al escudo de España y sustituirla por media pelota de balonmano. Hagan la prueba con una moneda de veinte duros y verán que el medio balón da el pego perfectamente. *

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