Premios Portland a los caraduras

"Sólo en la reciente refriega de las acusaciones
de corrupción me salen por lo menos cien
candidatos al Premio Portland"

Hablando el otro día del autor del famoso pucherazo de las primarias socialistas de Jaén, Gaspar Zarrías, planteé una grave cuestión. Quien tal hace tiene la cara de cemento, desde luego. ¿Pero de qué clase de cemento? ¿De Cementos del Atlántico o de Portland Valderribas? Añado: ¿de Valenciana de Cementos o de Uniland Cementera? Como era cuestión no ciertamente baladí para el futuro de las ciencias de la construcción y de la tecnología de las obras públicas, el asunto ha llegado adonde tenía que llegar: a los técnicos en cemento. Por lo visto, era incompleta toda la información que hemos leído acerca del pucherazo de Jaén, del arte de votar en el Senado con los pies, esto es, a cuatro patas... Era, por lo visto, corto aún todo cuanto posteriormente ha dicho sobre el mentado señor Zarrías la ministra Loyola de Palacio, quien ha afirmado que su demagogia del olivar en días de la visita del comisario Fischler, los agricultores andaluces han perdido 15.000 millones de pesetas.

¿Quiénes pueden decir de qué clase de cemento tiene la cara de Gaspar Zarrías? Pues los cementeros. Pero héte aquí que dicho rostro es de tan fuerte dureza, que ni los cementeros pueden determinarla. Lanzada la disputa a los más preclaros hombres de Ciencia y de Técnica, recibo un escrito que demuestra que, afortunadamente, el sentido del humor no se ha perdido en España. "Leemos la duda insoluble que se le plantea a usted sobre la clase de cemento, si Valderrivas o Atlántico, de que está hecha la cara de determinado señor. En Cementos Portland -me dicen-, como fabricantes, hemos intentado averiguarlo, dadas sus diferentes características físicas y químicas; lamentablemente con los datos suministrados nuestros laboratorios no han sido capaces de realizar un dictamen fiable. Los que nos dedicamos a fabricar y vender este imprescindible producto llevamos con resignación cristiana que en el lenguaje coloquial el cemento se utilice casi exclusivamente para referirse a la dureza de las caras o a la falta de humanidad de ciudades o construcciones hechas naturalmente con cemento. Necesitamos un redentor, don Antonio, un cambiador de imagen."

Pues nada, amigos de Cementos Portland: aquí está el tío, que no todos los días le invitan a uno a que se meta a redentor en esta tierra donde tantos se meten sin que nadie se lo diga. Cuando en el habla está tan introducida una costumbre, mejor no menearlo. "No moverlo, que es peor", que decía el clásico. Eso lleva ganado el cemento. Como soy de Letras, apenas me acuerdo de la escala de dureza que estudié en Bachillerato, pero sí lo suficiente para rememorar que lo más duro no era el cemento, sino el diamante, ¿no? Pues eso lleva ganado el cemento, mis queridos amigos. ¿Cuánto valdría una campaña de propaganda del preciado polvo (con perdón por lo de polvo), para que fuera mencionado apenas la mitad de veces que es mentado cada vez que se habla del rostro de los políticos, de los famosos de tres al cuarto, de los vendedores de exclusivas, de los artistas de la modernidad, de los tomboleros y otros males de este final de siglo? Les sale la campaña gratis.

Lo que tienen ustedes que hacer, amigos del cemento, es aprovechar al máximo estas propiedades tan conocidas del material de construcción, cual su más que generalizado uso como unidad de medida de la dureza de la cara de los personajes públicos. Y, para insistir en esa imagen de dureza y perdurabilidad, crear, sin rodeos y del tirón, el Premio Portland. ¿No da la casa Montblanc el premio de la Pluma de Oro, con el que distingue a quienes hacen arte de la escritura, ora en libros, ora en periódicos? ¿No dan los fabricantes de envases de vidrio un Premio a la Transparencia, para aquellos que en su labor pública se distinguen por la coherencia y la fidelidad a los principios del bien común? ¿No otorgan los Cerveceros de España un premio a la Convivencia, en esta tierra habitualmente intolerante? ¿No dan los seguros Mapfre el premio González Ruano, no otorga Continente sus galardones anuales de periodismo? Pues lo dicho: establezcan cuanto antes los Premios Portland a los Caraduras. A modo de estatuillas de Hollywood, podían ustedes hacer como pilares de puente de autopistas, con un perfil de rostro humano, para simbolizar la efigie de los caraduras, cual esculturas de la Isla de Pascua.

Candidatos no les van a faltar. Sólo viendo cualquier semana el mentado Tómbola otorgan ustedes media docena de premios Portland. Leyendo cualquier revista del corazón, les salen docenas y docenas de premiados y premiadas. Y ni que decir tiene la infinidad de candidatos a Premios Portland salen en la política. Sólo en la reciente refriega de las acusaciones de corrupción que hacen al PP los responsables del Partido de la Corrupción por antonomasia, me salen por lo menos cien candidatos al Premio Portland. El problema, queridos amigos cementeros, es que como se decidan ustedes a dar el premio, sólo con la candidatura de Almunia y con la de Borrell van a tener que poner a todas las fábricas de la península en producción extraordinaria... *


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