El Recuadro

El Mundo de Andalucía, lunes 27 de octubre de 1997

La Sevilla Kaliber:"sin"

 

En la plaza de la Virgen de los Reyes hay una grúa con una pluma mayor que la de La Esmeralda, porque la pluma llega hasta el cuerpo de campanas de la Giralda. Está allí en primera fila el de colorado de la Mitra, y está media Sevilla, novelereando. Novelerear es uno de los más practicados oficios colectivos en la ciudad desoficiada. Están bajando las campanas de la Giralda, una detrás de otra, y la gente, encantada. Primero, sin Santa Juana; ahora, sin campanas. Es una Giralda "sin" en esta Sevilla "light" y baja en calorías de pulso ciudadano. Yo creo que esto lo debe de patrocinar la Fundación Cruzcampo, ¿no, Eduardo Osborne?, porque nos están dejando una Giralda Kaliber: "sin". Nos aguantamos con lo que nos echen. Quitan el Giraldillo y nadie dice nada. Se llevan las campanas, todas, y todos encantados.

En la plaza del Salvador se casa la hija de uno de Huelva que sin ser boxeador me recuerda bastante a su paisano Pedro Carrasco, porque lo oigo por televisión y parece medio sonado. Se casa con un torero del montón. No es la clásica boda sevillana de la Duquesita de Montoro, ni el torero es el nieto de Antonio Ordóñez. El torero, que encima ni es de Sevilla, es de los que calculo yo que hay en el escalafón lo menos cuarenta o cincuenta. Cuarenta o cincuenta mil, se entiende. La plaza está de bote en bote. Sevilla, en todo lo suyo: novelereando. Jugador número 12. Tienen dinero como para pedir que marchando otra de boda de Infanta, pero sin Infanta. La Sevilla Kaliber: "sin". Y lo más triste es que Sevilla traga. A la novia, a la salida del hotel, le cantan una saeta, toma ya. Y no pasa nada. En nombre de la tolerancia nos las meten dobladas, pero todos encantados de habernos conocido de jugador número 12.

En la plaza de San Julián, aunque es octubre, pasan los nazarenos. Llevan la túnica de la Hiniesta, pero dicen que no es la Hiniesta, faltaría más. Hombre, sé que no es la Hiniesta porque va un nazareno portando un cirial, y eso es de Murcia por lo menos. Pero da igual. Viene un tío, paga un dinero y le sacamos una cofradía a la calle en octubre para que haga el gachó una película. Sevilla Kaliber: nazarenos "sin" Semana Santa. Nadie dice nada, conforme marca esta nueva tabla de la tolerancia, la modernidad y, ¿cómo se dice?, ah, sí: la universalidad. A este paso, dentro de unas semanas vendrá otro tío para otra película, pagará un dinero, y veremos en febrero "sin" Madre de Dios ni Sentencia a los armaos por la calle Anchalaferia.

Anchalaferia y ancha la Sevilla "sin". Ya todo se compra. Había antes cosas que no se podían comprar con dinero, porque no estaban en venta. Vendieron cuanto guardaba El Moro en sus casas de la manzana de la cuesta del Bacalao y la Junta ni se enteró; salió medio legado de los Montpensier y ni los profesionales de los archivos protestaron. Ahora estamos vendiendo el alma de Sevilla por parcelas de indiferencia y nadie se quiere enterar, no me lo cuentes, vecina. Sevilla incluso está encantada de esta almoneda de su alma, Giralda sin Giraldillo, boda de Infanta sin Infanta, nazarenos sin cofradía. Entendíamos algunos (completamente equivocados, por lo visto) que la túnica era hábito de penitencia, no disfraz de guardarropía peliculera. Con razón se ha muerto el capataz Manolo Santiago: para los sevillanos "con" los que él tenía no hay ya sitio en esta Sevilla "sin".

Y de todo, lo peor, Sevilla dando el espectáculo (nunca mejor dicho) durante horas y horas, por televisión, ante España. Madre Híspalis, qué bochorno: "Torero, torero..." ¿Torero de qué? "Guapa, guapa"... ¿Guapa, por qué, si ésta lo que quiere es ser otra famosa sin causa justificada de las siete mil que hay? Viendo la boda del Salvador, y contemplado cómo ruedan las cosas en Sevilla, mi pregunta es: ¿Qué vamos a dejar para cuando se case el hijo del Platanito con una sobrina de Gregorio Conejo?


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