El Recuadro

El Mundo de Andalucía, viernes 16 de enero de 1998

Los jartibles de La Habana

 

Hacía casi cuarenta años, chico, que un cura no hablaba por la televisión cubana, caballero, qué hermosura de libertades. Desde antes del triunfo de la revolución, que dicen los castristas. Desde antes de que llegaran estos comemierdas, que dicen los contrarrevolucionarios, gusanos y demás benditos defensores de las allí mal llamadas libertades formales. Pero, compai, llegó el habanero cardenal Jaime Ortega a los mismos estudios donde nuestro embajador Lojendio tuvo la agarrada con Fidel, se puso a hablar y se tiró el tío más de media hora largando... "Qué cardenal más jartible", ,me dijeron. Y respondí: "No, qué cardenal más gaditano..."

Porque como La Habana es Cádiz con más negritos (cosa que va a comprobar personalmente Juan Pablo II, que me han dicho que va a contar negritos en la plaza de la Revolución a ver si me salieron bien los números de la letra), los habaneros son tan jartibles como los gaditanos. Igual que en los títulos oficiales de la Ciudad de Sevilla falta el de Muy Difícil Ciudad de Sevilla, en los ilustres títulos constitucionales y doceañistas de Cádiz falta el de Muy Jartible Ciudad de Cádiz. En Cádiz están los tíos más jartibles de España. Te coge un jartible de Cádiz y para decirte que mañana va a ir al médico, el parón que te pega en la calle Ancha o en los Callejones es por lo menos de media hora:

--- Y deja que te diga una cosa, picha, ¿tú no ves aquel bultito que tenía yo?, que te dije que me había salido un bultito, que me lo noté la noche que quería El Pacoli que fuéramos a comernos unas caballas asás a la peña, pero que yo no podía, porque tenía que ir a liquidar con un tío las casés que nos había vendido de la chirigota del año pasado, que todavía nos las debía, y por eso no me eché yo mucha cuenta en el bultito aquel, precisamente una cosa así como el que le descubrieron al primo de Carmuluchi, el que está de sordo del Astillero, bueno, pues resulta...

Y así, media hora por lo menos, hasta que te cuenta lo del bultito. El consejo que me dio una vez Jesús Quintero, a quien los jartibles se le pegan como las lapas a las pieras de la Caleta, lo sigo siempre. Me dijo El Loco:

--- No se te ocurra nunca preguntarle cómo está a un jartible de Cádiz, porque va y te lo cuenta...

Tirando corto, eso es media hora. A Fidel Castro se le ocurrió preguntarle al cardenal de La Habana que cómo está la Iglesia en Cuba en vísperas de la visita del Papa, y ya lo ven: media hora. Como si fuera el jartible que tiene mañana cita a las once en el ambulatorio de Vargas Ponce. En La Habana hay los mismos relojes blandos que en Cádiz, por los que el tiempo no pasa. Si en La Habana son relojes de melaza de ron, en Cádiz son relojes de masa de harina de garbanzos de las tortillitas de camarones de La Guapa. Ciudades en las que el tiempo no cuenta. Tienen de bueno estas viejas ciudades nuestras y queridas que imprimen a sus vecinos un adormeciente ritmo antiguo, lento y colonial, todo tan despacio que es como si estuvieran pasando por la calle aquellas volantas de porcelana que vio Alfonso Grosso cuando estaba llegando el huracán Inés o que vemos en Cádiz, cuando un gaditano tarda media hora en atravesar la calle de la Pelota, de los paroncitos que echa para hablar con los conocidos, primero delante del comercio de Tinoco, después delante del maravilloso refino por lo fino en cuyo escaparate siempre está ganando barlovento la maqueta del Juan Sebastián Elcano.

Cuando Castro implantó la dictadura comunista y fusiló a media isla de Cuba (y no fusiló a la otra media porque pudo exiliarse a Miami), la gente se extrañaba de que sus discursos durasen tres, cuatro horas. Aunque Castro no es habanero, sino santiaguero, de estudiante se le pegó la jartibilidad de la gaditanísima capital cubana. ¿No van a durar tres horas los discursos de Fidel Castro, joé, si La Habana es Cádiz con más negritos? Un discurso del jartible Castro dura exactamente igual que el discurso de un jartible presidente de una peña de Cádiz, ¿no, Pepe Berenguer?


Volver a la Página Principal El RedCuadro es una publicación electrónica de Arco del Postigo S.L.