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Puntas del Diamante / Antonio Burgos Correo
El Mundo de Andalucía, sábado 14 de junio del 2003 Ilustración de Idígoras y Pachi El último libro de Idígoras y Pachi
Madrid no tiene un Zarrías
Qué cruz la del andaluz... Nada. No hay forma de librarse del sino de que cuando los maletines vuelan y en el escenario aparece la palabra "corrupción", algo de Andalucía hay de por medio. Para una vez que hay un escándalo grande con maletines al fondo, y con inmobiliarias, que no se produce en Andalucía sino en la Asamblea de Madrid, resulta que su protagonista, Eduardo Tamayo Barrena, es andaluz. Cordobés de Peñarroya-Pueblonuevo. ¿A que va a resultar que los exportamos? ¿No podía haber sido un extremeño, o un manchego, o un murciano? Nada, el sino de la pena negra: un andaluz.
Y otro sino: Madrid, Madrid, Madrid, el eterno chotis. Casos como el de la Asamblea de Madrid los ha habido en Andalucía a manojitos. Pero como no se producían en Madrid, nadie se enteró. Estamos en el llamado Estado de las Autonomías, pero Madrid sigue siendo mucho Madrid. El español lleva el centralismo en la masa de la sangre. Lo de Madrid hubiera sido distinto de haberse producido 100 kilómetros más abajo, en Castilla-La Mancha, o 100 kilómetros más arriba, en Castilla-León. Toda España hablando de la Asamblea y del Gobierno de Madrid, cuando se trata de autonomía del 143, de una Diputación Provincial disfrazada de Comunidad Autónoma. En Madrid no hay Diputación Provincial, porque hay Comunidad Autónoma, uniprovincial, lo menos que se despacha en autonomía. Pero, ojo: en Madrid. Cualquier provincia andaluza tiene más extensión que esa pomposa autonomía. Si en Málaga, cabe el País Vasco entero y sobre sitio, ya me contarán la provincia de Madrid comparada con la ancha tierra de Andalucía, medio mapa de España.
Pero siendo Madrid tanto Madrid, allí tampoco hay otras cosas que nos sobran en Andalucía. Sin ir más lejos, de todo este fregado se deduce que los socialistas de Madrid serán todo lo de la capital que se quiera, pero no tienen un Zarrías. Les está bien empleado a los de la Federación Socialista Madrileña y a Rafael Simancas. Cuidado que ponerse a repartirse la tarta del poder sin que haya un Zarrías que ponga orden y dé a cada uno lo que le pertenece... Y quien dice un Zarrías dice un Caballos. Esto a Zarrías no le pasa. Hoy podrán verlo. Hoy, como el otro día en Madrid, en cientos de ayuntamientos habrá socialistas renovadores de base y socialistas inmovilistas de altura que voten en coalición con Izquierda Unida. Sí, con el mismo partido que en las Vascongadas va del bracete de los cómplices de esa ETA que se ha hartado de asesinar andaluces. Hoy todos estarán a la hora de la votación y nadie se irá a comprar tabaco como Tamayo. No se olvide que estamos en la Andalucía de Zarrías.
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Ladrillismos
Eso del marxismo-ladrillismo que ha inventado Joaquín Leguina no es nada nuevo. Aquí en Andalucía existe marxismo-ladrillismo hace décadas, desde los primeros ayuntamientos democráticos. Pero sin tono peyorativo alguno. Gracias al marxismo-ladrillismo, por ejemplo, se paró al comienzo de los años 80 el proceso de destrucción del patrimonio histórico de muchas ciudades andaluzas. A Víctor Pérez Escolano y a Luis Uruñuela hay que apuntarles en la historia de los logros del marxismo-ladrillismo, sin ningún tipo de ironía ni de retintín, la conservación de buena parte de Sevilla y el inicio del proceso de recuperación de la ciudad. En Córdoba, el marxismo-ladrillismo de Julio Anguita permitió que dejara de tener vigencia aquella frase que lanzó Carlos Castilla del Pino en los estertores de la dictadura, a modo de grito de alarma: "Dense prisa por ver Córdoba antes que la destruyan". En Andalucía tenemos todo un catálogo de ladrillismos. En la Costa del Sol, por ejemplo, sigue en muchos casos vigente el gilismo-ladrillismo, que consiste en recalificar cada cacho de jardín público, a fin de sacar dinero con que montar en el coche oficial a una cantaora: "De las de peina y volantes, qué pocas vamos quedando, pero qué ansias de dinero tenemos..." Pactando directamente con la copla, el gilismo-ladrillismo no tiene el menor problema a la hora de formar mayorías estables de gobierno, para que se pueda seguir viendo la copla. Y hoy, día en que se constituyen los ayuntamientos, muchas ciudades de Andalucía, entre ellas Sevilla, quedarán libres del andalucismo-ladrillismo que han venido soportando en los últimos mandatos municipales. Aunque quizá quienes vengan detrás los van a hacer buenos. El Urbanismo, llave del poder, parece que ha cambiado incluso la letra del himno de Andalucía: "Andaluces, levantaos,/pedid suelo y recalificad,/todo sea a mayor gloria/de Osuna y Ferrovial".
Osuna sin ladrillos
Hay Osunas y Osunas. Este Osuna con el que se ve la copla del himno no es la Osuna a la que ahora queremos referirnos. En la ducal Osuna, lo más progresista, por lo visto, es moverle el sillón al que ha sacado más concejales. Ladrillismo de la piedra de sillar quizá se llama la figura. O duquelas de la Villa Ducal.
¡Tamayo a babor!
Los de Madrid están encantados con su Tamayazo, pero aquí te sale un Tamayo debajo de cada piedra y no presumimos tanto. Pero como esto no es Madrid, no se entera nadie. Por ejemplo: ¿cuántos Tamayos hay en Almería? ¿Cuántos en Algeciras? Lo de Almería, ¿no es meginismo-ladrillismo de cara a Almería 2005? (No, de cara, lo que se dice cara, a Almería 2005 le están echando toda la cara del mundo...) Todos proclaman que tiene un Tamayo a bordo, ora a babor, ora a estribor. A Patricio lo acusan de tamayadas. De la Chica llama Tamayo al portavoz. Ya lo dijo San Agustín (Blázquez) en su Carta Blanca a los Jerezanos: "Tamayote tamayoteton kai panta Tamayote."
Mucho, pero poco Madrid
Para que vean que cuanto decimos aquí a la izquierda sobre los catetos provincianos de Madrid no es a humo de pajas, tiremos a Anuario Estadístico de España. Madrid es mucho Madrid según y cómo se mire. Si se mira su extensión, Madrid es muy poco. La provincia de Málaga mismo tiene exactamente la misma extensión que Madrid, ni un palmo más ni un palmo menos: 7.995 kilómetros cuadrados, y no por eso se ha constituido en Comunidad Autónoma. O sea, que hay que ver la que han liado los provincianos de Madrid por el gobierno de una cosa que es como la provincia de Málaga, donde no se ha formado lío alguno con la Diputación, que insistimos que es lo mismo que aquello, aunque sin mote de Comunidad Autónoma y sin pasado de Gallardón hartándose de dar subvenciones a los titirimundis del "no a la guerra". Y si Málaga es igual que Madrid, pues ya le contaré el resto. Frente a esos 7.995 kilómetros cuadrados de Madrid, comparen lo que son las provincias de esta tierra nuestra, tan olvidada siempre. He aquí la extensión en kilómetros cuadrados de las provincias andaluzas: Sevilla, 14.001; Granada, 12.531; Almería, 8.774; Jaén, 13.498; Córdoba, 13.718; Cádiz, 7,385; y Huelva, 10.085. Resumiendo: que cualquier presidente de Diputación andaluza, sin darse tan cuento y sin liar la que han liado aquellos señores, manda sobre una extensión mucho mayor que Simancas y el que tira de la palanca.
Enma se va al Caribe
Y de luna de miel. El mejor tamayazo ha sido en Barbate. En Barbate, Tamayo se ha ido al Caribe, como Curro, pero en luna de miel, y ha fastidiado el invento de la mayoría. El alcalde de Barbate, Juan Manuel de Jesús, del PP, será reelegido hoy, ante la ausencia en la sesión de investidura de la concejala del PA, Emma Sánchez Tirado, que se casó el otro día y que está en Cancún en viaje de luna de miel. Si lo de Barbate hubiera ocurrido en Madrid y hubiera ladrillería al fondo, verían ustedes cómo Chaves salía inmediatamente diciendo quién le había pagado el viaje al Caribe a Curro, digo, a Enma.
Un torero de plata
Y al final, pero no lo último, nuestro homenaje a un torero de plata que se ha retirado, en silencio, con una enorme dignidad. El banderillero Gregorio Cruz Vélez se ha cortado la coleta. Pero como es del Puerto de Santa María y no de Madrid, pues nadie en la Fiesta le ha rendido homenaje alguno. Ay, si Cruz Vélez en vez de la Bahía, hubiera nacido en Chamberí, la cosa tan bonita que le hubiera hecho Molés, y los piropos que le habría dedicado Fernández Román... Cruz Vélez se desmonteró en las plazas más importantes de España, ganó premios en muchas ferias, fue con Paquirri, con Ojeda, con Emilio Muñoz, con Finito de Córdoba. Y se ha ido como buen hombre de plata, andando para atrás, dando los capotazos justos, en silencio. Para él, que tantas veces toreó en México, suene, como allí se acostumbra en las despedidas, "La Golondrina". Y mientras suena, esperemos que El Puerto de Santa María le rinda el homenaje de despedida que se merece.