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Sevilla con sevillanos

y Puntas del Diamante

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,  domingo 4 de julio de 1999


Manuel del Valle, el señor bajito que nos dejó sin Metro

Manuel del Valle, como presidente de la Fundación El Monte, con Soledad Becerril y la pintora Carmen Laffón

Manuel del Valle, como presidente de la Fundación El Monte, con Soledad Becerril y la pintora Carmen Laffón

 

Los metros que los socialistas entierran en Sevilla gozan de magnífica salud. Acaba de inventarse una nueva modalidad de ferrocarril subterráneo: el Metro Lázaro, que resucita. El Metro que es enterrado por un señor bajito que está de alcalde socialista sin que nadie diga nada. Y el asunto se olvida hasta el punto de que, como estamos en un país de amnésicos, parece que fue Soledad Becerril quien lo sepultó. Hasta que vino Sánchez y le dijo al Metro del amigo de Trajano:

-- Levántate y anda... Anda, que no vas a hincharte ni ná como presidente de la Sociedad del Metro...

Ante esta falacia con Metro hemos de realizar una vez más el revolucionario ejercicio de la memoria para recordar solemnemente que el partido que enterró el Metro en Sevilla fue el mismo partido que ahora lo resucita. El alcalde que enterró el metro de Sevilla fue el minimalista Manuel del Valle...

-- Por eso se le quedó a Manolito del Valle esa carita de enterrador...

Probablemente. Por eso también, probablemente, Sánchez se nos presenta como una segunda edición de Valle, en versión de pueblo y un poco menos triste. Valle hizo el mismo camino que Sánchez ahora: de la Diputación al Ayuntamiento, y tiro porque me toca. Valle hizo la misma política que Sánchez en la Diputación: mucha foto, mucha propaganda, mucha subvención, mucho entenderse con los poderes fácticos... y a sacar el billete para la Plaza Nueva. En qué se parezca Sánchez a Valle es algo que tendremos cuatro años para comparar, no, si entretenimiento no nos va a faltar. Pero, contemplado ahora, Valle es ya apenas el nombre de una calle: "Alcalde Manuel del Valle". Una calle más larga que el personaje y más que sus mandatos. Mandatos callados y remotos, de los que nadie se acuerda. Valle diseñó la Sevilla de la Exposición del 92, y ese mérito no hay quien le discuta. Bueno, sí se lo discute el que aprovechó la primera marea vacía de votos socialistas a causa de la corrupción en 1991 y por arte de birlibirloque (léase pactos como los de ahora) se convirtió en alcalde la Expo sin haber sido la lista más votada ni Manolito que lo fundó.

Manuel del Valle fue el alcalde que puso aquellas vallas completamente negras que decían: "El Metro, un túnel sin salida". Y tanto. Como que la salida la habían cerrado ellos mismos... Se decía entonces por Sevilla que era porque González había comprometido ese dinero del gobierno central para el Metro de Bilbao. Como ahora Bilbao tiene ya Metro y allí el PSOE no pinta nada, Sánchez podrá exhumar lo que Valle enterró, sin que nadie lo haya recordado en la ciudad tan tradicional como amnésica. Como tampoco recuerda nadie que Valle fue el alcalde de un PGOU inicialmente polémico que fue el que diseñó la ciudad del 92. Aunque El Pali cogía su silla y se sentaba empernacado delante de los Hércules de la Alameda como protesta contra la destrucción de aquella Sevilla tradicional, Valle tenía en su despacho los planos de lo que hoy es Sevilla. Allí estaba pintada la isla de la Cartuja, las rondas nuevas, la estación de Santa Justa, la nueva Torneo, los puentes nuevos. Aquel despacho de Valle en la alcaldía no engañaba: era en realidad el puesto avanzado de mando para el despliegue de la ofensiva del felipismo sobre la Sevilla del 92 y aquel enorme ir y venir de miles de millones de pesetas. Lo cumplió todo con la impresionante frialdad de su gesto quizá de Buster Keaton, de película muda con seguridad.

Es indudable que engrandeció Sevilla. Sus correligionarios dicen ahora que Felipe González es el mejor alcalde que nunca tuvo Sevilla. Quizá sea una carga de profundidad contra Valle. Puede que González gobernara en Sevilla por la mano firme de Valle. Cumplió el papel de que todo fuera a mayor honra y gloria del PSOE, de la modernidad y del progreso. Después de diseñar la ciudad del futuro, se diseñó para sí mismo un más que confortable día de mañana. El día de mañana es ya hoy, cuando conviene recordar que el minimalista Manolito fue el que nos dejó sin Metro.

-----------Puntas del Diamante-------

LA SUEGRA.- Mi suegra, como ya dije, estuvo allí una semana, escarbando por la noche, de día y por la mañana... Anda, que si se creía usted que yo iba a decir lo de la suegra, va dado... La suegra que yo digo no tiene nada que ver con San Pedro de Alcántara. Hablo de aquellos duros antiguos que tanto en Cádiz dieron que hablar, no de estos duros modernos que tanto en Sevilla dieron que hablar. 

DEL BACHE AL MONTE.- Los sevillanos le llamaban Manolito del Bache. El que hizo la Sevilla del 92 se quedó con el nombre minimalista del bache de una calle. Y del bache, nada. Del Monte, del Monte de Piedad, donde ha encontrado un honesto acomodo. Al convertir la Obra Social en Fundación, fundó su perpetuación como poder fáctico y fuerza viva sevillana. Las fuerzas vivas del Monte siempre ha sido muy mosquitas muertas...  

LA FOTO DE LA TORTILLA.- Es el verdadero autor de la foto de la tortilla con sus compañeros socialistas de los primeros tiempos, cuando cabían en un taxi... sin transportines. Aseguran que fue quien hizo la foto de la tortilla, no Pablo Juliá. Dicen que Valle se puso detrás de la cámara para no salir en la foto. Pero no por lo posterior de Guerra del que se mueva, no sale... Sus enemigos de los tiempos de Capitán Vigueras decían que era por su la Brigada Político-Social cogía un día esa foto. 

BOFILL.- Entró, con Ñañe y los socialistas catalanes, en la maniobra de nombrar como comisario de la Expo a Ricardo Bofill. Cuando empezaron las primeras críticas, dijo una frase de mármol muy de su estilo: "Esto es lo que hay..." Esa fue su liberalísima máxima de gobierno: "Esto es lo que hay..."

POLÍGONO FRENTE A CHALÉ.- Como fundador del Cine Club Vida y aficionado a la fotografía, cuidó siempre mucho su imagen de señor de gris, bajito y discreto. En el felipismo del chalé, hizo el paripé de seguir viviendo en su piso del Polígono de San Pablo. ¿Cómo un chico como aquel, tan socialista, consiguió que Utrera Molina le diera un piso en el Polígono? Enigma tan insondable como las razones por las que enterró el Metro.  

 

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ABEL INFANZON "LA ESE 30"

 

   


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