Diario El Mundo

Memoria de Andalucía

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   sábado 25 de abril de 1998


Verdadera biografía falsa de Pepe el Escocés (I)

Pepe el Escocés, en la vieja feria del Prado

Pepe el Escocés, en la feria del Prado de San Sebastián. Trás él, niños con el gorro de cartón del Flan Chino El Mandarín que daban en la Feria de Muestras

Aunque ha pasado como Pepe el Escocés a la pequeña gran historia de Sevilla, donde ocupa hornacina de honor en el gran altar barroco que tiene en otros paños y calles a La de Qué te Brillan las Espuelas, a Vicente el del Canasto, a Antoñito Cofradías, al de las Palomitas Cordobesas Qué Ricas y Qué Buenas y al de Mantillo pá las Macetas, que aquéllos sí que eran pregones y no éstos de exaltación cofrade, o de exaltación de la feria, o de exaltación de Los Caballos de la Exaltación de Santa Catalina que ahora se estilan, nuestro personaje no se llamaba Pepe, aunque era, en efecto, escocés de nación y profesión. Ser escocés, como ser trianero, como ser macareno, es una forma de entender el mundo, casi una religión, como la que profesaba el mal llamado Pepe por esa Sevilla que siempre pronuncia las cosas de otro modo que se escriben, en la cercanía de la gracia y en la cercanía del corazón.

Según han determinado los más reciente estudios que el profesor doctor don Miguel Criado, profesor titular de Gramática Parda Hispalense en la Universidad de la Puerta del Arenal ha realizado en los fondos documentales del Legado Lucy Prescott existentes en los archivos de Casa Morales, el verdadero nombre de Pepe el Escocés era Johny Walker of Ballantines, y por parte de madre venía de la rama irlandesa de los O´Donnell (esquina a San Eloy), así como de la estirpe escocesa de los MacArena. Pues dichos estudios de Potrística Superior han venido a corroborar cuanto aventuraban algunos autores, hasta ahora sin el menor fundamento científico, pero ya plenamente demostrado por medio de la aplicación de la prueba del carbono 14 a medio kilo de cisco picón de la carbonería de la calle Zaragoza: que, aunque dicho Pepe y llamado El Escocés, nuestro personaje era cuarterón irlandés, cuchichí ulsteriano por parte de madre, miss Etelvin O´Donnell MacArena, descendiente de un jesuita exclaustrado del Colegio de los Irlandeses, que conoció a una cupletista del Teatro del Duque y se fugó con ella, aguas abajo del Guadalquivir, en el mismo barco donde don José María Blanco Crespo, dicho White, cogía el portante y la media manta camino de Cádiz y de Inglaterra, harto de los capillitas hispalenses. Miss Etelvin heredó el castillo que tenían en Edimburgo los MacArena, razón inmobiliaria y hacendística suficiente para que de ella, que era una viva estampa de Picio, se prendara Robert Walker, profesor de Gaita en el Real Conservatorio de Glasgow, ciudad en la que se casaron en los últimos años del periodo victoriano.

De aquel santo matrimonio por el rito de Casiodoro de Reina, fe que abrazó Miss Etelvin con igual fervor que la gaita de Mr.Robert Walker, nació en el mismísimo Edimburgo en 1890, el 18 de abril precisamente, un niño, que La Gaceta de Edimburgo calificó días después como un claro y robusto varón. Al ser sacado de pila en la catedral de Saint Mary, pusieron de nombre al niño Johnny. "Esto del 18 de abril en que ha nacido el niño me huele a Sherry más que a Kilmarnoch", dijo días después un hermano de Miss Etelvin, que le pegaba al Canasta Cream cosa mala. Los genes de Johnny manifestaron, al punto las raíces inísticas y tiopepísticas de los O´Donnell y de los MacArena más que de los Walker of Ballantines, pues mientras los otros niños de su edad se ponían la falda escocesa, Johnny quería que su madre se la hiciera de volantes, y un día lo sorprendieron ensanchando las alas de un viejo chambergo al MacAreno modo. Y mientras otros niños de su edad, en el colegio donde fue a aprender las primeras letras, se entretenían con recios juegos tradicionales escoceses, como el salto de la garganta del dragón, Johnny mostraba una clara predilección por exóticos entretenimientos, como el trompo, la billarda, al cielo voy y la caza de zapateros en los charcos.

Ya era un mocetón hecho y derecho, y ya había aprendido a tocar la gaita como su padre, cuando los vecinos llegaban de los condados más alejados para oír las melodías que en su instrumento interpretaba, pues tocaba un ritmo llamado del Riá, pitá (riák piták en escocés arcaico), diciendo Let us go with the second cuando, hasta cuatro veces, lo repetía. Llegaron al oido de Lord Mayor de Edimburgo sus habilidades, y aquellas melodìas que en la gaita interpretaba, cual Blues Windows, I was married with a dwarf for laugh over a lot, Twenty Five Cents Pastilles of Soap y The Queen walk across Triana Bridge, por lo que, con carta de recomendación, lo mandó de educando de banda al Tercer Regimiento Ligero de Artillerìa of Scotland, donde estuvo a las órdenes del famoso Raphael the Brigade. Fue entonces que estalló la Primera Guerra Mundial y Jonny marchó con su Regimiento al frente europeo, participando con valentìa y arrojo en la batalla de Verdún, donde los dulces sones de su gaita arrullaron, por cierto, el nacimiento de Regaéra, pues como es sabido y reza la vieja leyenda escocesa: "Nació Regaéra/ en el pueblo de Verdún/ en una fabricación/ de cisco de picón / y cajas de betún." Allí en el mismísimo fregado de Verdún, por una acción heroica ante el enemigo, al que hizo retroceder de espanto con el sólo toque a la gaita de su tonada Hey, MacArena, fue condecorado por Su Graciosa Majestad con la Cruz de la Victoria Loscertales. "Echen gases mortìferos, pero el Hey, MacArena, no, por favor", gritaban los alemanes aterrados, mientras corrían que se las pelaban. Para dejar memoria de su gesta, la Reina lo creó también noble, con el título de Lord Ballantines of A Hundred Pipers, que sus paisanos, al regreso triunfal del frente, no cotizaron, pues comentaban: "Oye, ¿has visto la cara de Pepe el Escocés que se le está poniendo a Lord Ballantines?"

Segunda parte de la Verdadera Biografía Falsa de Pepe el Escocés

FOTOGRAFIAS DE PEPE EL ESCOCES BAILANDO SEVILLANAS (en La Sevilla que No Vemos, de J.D.Arjona)


El Mundo, edición íntegra en Internet

 

   


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