Cuando la guerra es humanitaria
Lo que más me gusta de la
Guerra de Kosovo es lo que estamos aprendiendo de lenguaje. Parece una clase de lengua,
que vamos a aprobar por curso. Con tres editoriales que te leas y dos telediarios que
veas, estás en condiciones de hablar el lenguaje de lo políticamente correcto. Por
ejemplo, la guerra de Kosovo no es una guerra. Es una acción humanitaria, desencadenada
para remediar una catástrofe humanitaria, porque las acciones humanitarias ahora se
desencadenan, se declaran, estallan. En Kosovo ha estallado una acción humanitaria. En
Hiroshima y Nagasaki también estallaron, como ustedes bien saben, dos acciones
humanitarias bastante considerables, con el nobilísimo fin de poner fin a una catástrofe
humanitaria. Las acciones humanitarias, hasta ahora, eran cuestión de Médicos sin
Fronteras, de Cáritas, de Manos Unidas, del Domund y esas cosas, ¿no? Pues olvídenlo.
Las acciones humanitarias ya no son cosa de ONG, salvo que entendamos a la OTAN como una
ONG. (Y quizá lo sea).
Y como esto no es una guerra,
cuando los que están frente, que tampoco son el enemigo, capturan a tres de los nuestros,
pues no son prisioneros de guerra. Son rehenes. O sea, los tres soldados americanos
capturados por el gobierno servio son, como ustedes bien saben, exactamente iguales que,
un suponer, Ortega Lara. Como esto no es una guerra, no hay prisioneros de guerra. Por
cierto, que de los tres (digamos) secuestrados, dos son hispanos: Ramírez y González,
lagarto, lagarto... Con la de apellidos que hay entre los hispanos de Estados Unidos, ya
es mala suerte, que nos capturen precisamente a González...
Los encapuchados eran
emboinados
Como todas las televisiones
han dado sus tradicionales retransmisiones de cofradías de nazarenos, Euskal Telebista no
iba a ser menos. ¿Que hay que dar encapuchados en estos días? Pues venga, dos
encapuchados de estos chicos... Y allá que estuvieron los dos. El nombre de la hermandad
a la que pertenecían los dos encapuchados es lo que no sé bien. No sé si es la
Hermandad de la Sangre, de la sangre que han hecho derramar en sus nada bíblicas matanzas
de inocentes, o si es la Hermandad de Pilatos... Ah, no, la de Pilatos es la cofradía de
Arzalluz, que se lava las manos siempre que por la televisión oficial que depende del
gobierno de su partido salen estos encapuchados en Semana Santa. Ya está, los dos
encapuchados eran los que pronunciaban el pregón del Aberri Eguna, acabáramos.
Los miré bien, y no eran
encapuchados. Eran emboinados, que no es lo mismo. La capucha es lo que se pone por la
cabeza para cubrirla y rematarla. Lo que estos mocitos llevaban era un cubrerrostro o
antifaz, al modo de los penitentes semanasanteros. Pero, eso sí, rematado por la boina.
Si no hubiera sido trágico, sería cómico, lo más ridículo. ¿Se imaginan unos
encapuchados con la barretina o el sombrero de ala ancha encima del antifaz? Lo que no
entiendo bien es cómo por emitir un vídeo de la ETA metieron en chirona a la Mesa entera
de HB, y cómo tras emitir otro video de la ETA continúa en libertad la Mesa de Euskal
Telebista. Ah, ya sé: es que como había huelga de Iberia, no pudieron ir a Londres, en
plan BBC, a hacer el reportaje de los encapuchados, y todo tuvo que quedar en casa del
PNV. Como siempre.
La gaita de la huelga
de pilotos
En el Coliseum romano, Juan
Pablo II tomaba el Santo Madero en el Vía Crucis del Viernes Santo, para enseñar el
camino de la Verdad y la Vida un mundo que cada vez tiene menos sentido de lo religioso.
Verbigracia: la Semana Santa ha sido convertidas en las vacaciones de Semana Santa. Y las
procesiones de la Semana Santa, en uno de los destinos turísticos de la Semana Santa. Por
ejemplo, gracias al AVE cada media hora, la estación de la Puerta de Atoche ha
desembocado esta semana directamente en la estación de penitencia de la Puerta de la
Macarena... ¡guapa, guapa y guapa...!
Por eso ha estado muy bien la
huelga de los pilotos, que son más papistas que el Papa, y que han recordado a este
mundo, desde sus alturas del SEPLA, que hay que hacer más penitencia. ¿Modo de hacerlo?
A través de la huelga, del retraso, de la cancelación del vuelo. Meditad en cuán
limitado es el hombre, que aunque se cree dueño de la técnica, puede esperar 14 horas
antes de embarcar para su destino europeo. El verdadero destino es el de los cielos, nos
han hecho pensar estos señores que saben tela de los cielos y de sus rutas de
navegación.
En Barajas, cuando más
penitencia hacían los viajeros, apareció una banda de gaiteros. De los once mil gaiteros
de Fraga, allí estaba por lo menos el diez por ciento. Esa es la solución. Ya que no
podemos evitar la huelga de pilotos, mitiguemos al menos sus efectos. Bastará con ir
llevando a Barajas a la Banda Principal de Liria, a las pandas de verdiales, a unas buenas
coblas de sardanas, a unos coros rocieros. Vamos, que la huelga de pilotos es tan buena
que parece como si pidiera la afición: "¡ Música, maestro...!"