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En
el último verano periodístico de la Costa del Sol, a falta de
las Gunilas, Sorayas y Alfonsos de Hohenlohe de los oropeles de
antaño en Marbella, se hizo famosísimo en Torremolinos el
Pollo a la Pantoja. Las páginas que en los veranos de oro
dedicaban los cronistas a las fiestas de Regine las consagraron
en este pasado verano de purpurina al recién inaugurado
restaurante de Isabel
Pantoja y a sus artes culinarias. Ni el propio Savarin ocupó
nunca tanto espacio en los diarios como la Pantoja con su pollo.
Pero el verdadero pollo a la Pantoja no era servido en su
restaurante como nos creíamos. El verdadero pollo a la Pantoja
era asunto turbio de Canal Sur Televisión, donde le montaron un
pollo bastante importante, haciéndola, con tanta falta de rigor
como de justicia, pasajera del barco de la isla de Lesbos,
marinero, que se va el vapor... Eso, en los juzgados, se llama
diez millones de pesetas.
De lo que me alegro una jartá como andaluz. En el Wall
Street de los juzgados, la intimidad de las andaluzas está
mucho más cotizada que la de las filipinas. En nivel de rentas
del honor estamos en cabeza. Montarle un pollo a Isabel Preysler
con los granos de la cara está tirado: es cosa de cinco mil
duros. Pero antes de pisar la raya de picadores de la intimidad
y honor de la gran artista del Tardón, tendrán los fotiminutis,
los paparazis y los papafritis que pensárselo dos veces, porque
eso se llama diez millones de pesetas.
Pero mientras los cinco mil duros de la Preysler los pagará
una revista editada por unos señores particulares, esos diez
millones de pesetas se los tendremos que pagar a Isabel Pantoja
todos los andaluces. La informadora ofensora se declarará pobre
de solemnidad, como se acostumbra en estos casos, y al final
serán las arcas de la empresa pública andaluza, citada por su
nombre en la sentencia, la que tendrá que apoquinar a Isabel
los 60.101, 21 euros que me dice mi conversor que es la tela
marinera de los diez millones. Al cambio, será como si la Junta
le diera a Isabel Pantoja una subvención por La Cantora, porque
el dinero saldrá del mismo sitio: de su bolsillo y del mío.
Y todo esto, sin ninguna necesidad. Todo esto, por importar
cotillas de Madrid para la basura del Canal Sur TV. En Canal Sur
TV hay profesionales andaluces que hacen información del
corazón muy dignamente. Podría dar una docena de nombres, pero
pongo sólo tres: Inmaculada Casal, José Pablo Ruiz, Isi Sayago.
¿Qué necesidad hay, pues, de traerse desde Madrid o desde
Valencia a los malabaristas del circo de la basura del corazón
y a los truchimanes del Petard System? Los mismos cantamañanas
de Tómbola, de Con T de Tarde, de Hoy por Hoy, de Crónicas
Marcianas te los encuentras en Canal Sur TV todos los días.
¿Cómo pueden estar informados, si se deben de pasar el día en
el avión o en el AVE, dando tumbos de televisión en
televisión para repetir, floreadas, las mentiras y los embustes
que copian de las revistas?
Por ahí se está pidiendo que Canal Sur TV deje de dar tanta
basura: basura de propaganda del poder en los informativos,
basura del petardeo en los programas del corazón. Como sé que
eso es pedir la Luna Pulida Cristañola, me conformo con menos:
dejemos de importar cronistas sin lacha de los programas del
corazón de otras televisiones, que luego nos cuestan una
millonada en calumnias e injurias. Si de lo que se trata es de
montarle un pollo a la Pantoja, mi admirado José Pablo Ruiz se
lo montaría con mucha más gracia y sin tocarle un pelo del
bigote de Doña Ana, digo, sin tocarle ni un pelo del honor ni
de la intimidad...
Sobre
Isabel Pantoja en El RedCuadro: "Isabel
Pantoja, la Triana pura del puro Tardón"
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