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Cuando
llega abril y se escribe desde Andalucía, parece obligatorio
hablar de la Y de Ybarra. Porque a la Feria
de Sevilla le pasa como a la mayonesa de bote: que la
inventó un Ybarra. Que lo más tópicamente andaluz como la
Feria fuera inventado por el vasco José María Ybarra y por el
catalán Narciso Bonaplata es algo que en llegando este tiempo
suele dar mucho juego. No tanto como le da el dinero negro al
Ybarra que, sin Bonaplata al lado, llega este abril ferial: don
Emilio. ¡Qué virtuoso del dinero negro! A mí, ¿qué quieren
que les diga?, lo que tenía montado Ybarra en Puerto Rico e
islas fiscales adyacentes me da lo que a todo el mundo: envidia.
Se acabó la hipocresía: ¿no le gustaría a usted poder cobrar
en dinero negro, y tener una cuenta B en las Caimán o las
Bermudas? Envidia cochina es lo que sentimos ante este señorito
de Neguri que ha sido capaz de en plan simulicú, similicuá,
ennegrecer 37.000 millones de pesetas, que se dice pronto. Qué
tío... Cuando a nosotros se nos olvida un solo trimestre el
Modelo 300 de la declaración del IVA y, ¡zas!, viene Hacienda
y en carta certificada nos amenaza con las penas del infierno.
Gracias a don Emilio y a sus chiringuitos exteriores, estoy
por hacer una nueva definición de la clase media. La clase
media es aquella que no tiene la menor posibilidad de manejar un
solo euro en dinero negro. Con razón a la capacidad
ennegrecedora del dinero le llaman fontanería fiscal. Aquí los
únicos que pueden hacer dinero negro son los banqueros y los
fontaneros. Igual que al de la Y envidio al fontanero que viene
a arreglar la zapatilla del grifo, cuando me pregunta a la hora
de la dolorosa:
-- ¿Lo quiere usted con factura o sin factura?
El fontanero de la furgoneta, contemplado desde la clase
media tributante hasta el último céntimo, se nos aparece tan
envidiable como el señorito de Neguri: un tío que tiene la
capacidad y la suerte de poder trabajar con dinero negro, de
generar cuentas B. Mientras nosotros, duro que cobramos es duro
que se entera Hacienda, por la nómina, y duro que ahorramos es
duro blanquísimo de la hipoteca del piso o del plan de
pensiones.
Tengo que llamar a Casimiro García Abadillo y hacerle una
petición. Ya que ha encontrado ese "Manual para Hacer
Negro el Dinero" con el que operaba Privanza, entiendo que
ese tesoro no debe quedar oculto. Por favor, Casimiro: edítalo,
en Planeta o en La Esfera de los Libros, o que lo entregue EL
MUNDO por fascículos. Sería más best seller que Harry Potter.
A ver si todos aprendemos a ennegrecer un billete de 100 euros.
No hay derecho a que el fontanero cobre en B y que Ybarra
ennegrezca 37.000 millones de pesetas, mientras la clase media
no tenga la menor posibilidad de tiznar un solo duro de los que
con tantas fatiguitas gana.
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