Hay
veces en que los políticos se equivocan, y en vez de
dedicarse a su habitual escritura de libros de caballerías y
fantasías moriscas de ellos con ellos, hacen o consiguen
cosas que de verdad interesan a la gente y benefician al
personal. Lo digo por el huevo de Colón ferroviario que acaba
de poner en pie el concejal don Rafael Merino, que es el
portavoz del grupo popular en el Ayuntamiento de Córdoba.
Después de mucho batallar con la Renfe, Rafael Merino ha
logrado que la compañía ponga un Ave a las 10 de la noche,
tanto ascendente como descendente, que se dice en el lenguaje
de la Guía de Ferrocarriles; esto es, tanto desde Madrid a
Sevilla como desde Sevilla a Madrid. Parando, obviamente, en
Córdoba, que para eso lo ha pedido Merino, pensando en su
ciudad y beneficiando de paso a media España, toda la que
queda al Sur de la estación de Atocha.
Rafael Merino nos hace
recordar que parece que el Ave se puso para desmentir la
"Canción del jinete" de García Lorca. Cuando
Federico escribió ese verso (que ya, más que el fragmento de
un poema es un tópico), lo de "Córdoba, lejana y
sola", no contaba con que iban a echar en la alforja las
aceitunas del Ave, que iba a dejar a Córdoba menos lejana y
mucho menos sola. Aunque hasta cierto punto. Menos lejana y
menos sola... con respecto a Madrid. A pesar del Ave, Córdoba
sigue estando de Sevilla (y viceversa, Sevilla de Córdoba)
como si las distancias se siguieran midiendo en tiempos de
tren carreta. Salvo el cura Castillejo y salvo ir a comer al
Caballo Rojo o a El Churrasco, a los sevillanos les siguen
trayendo sin cuidado los asuntos cordobeses. Parece que en
Sevilla no piensa en Córdoba más que Pepín Tristán, el
director de la banda de música de la plaza de los toros, que
toca ritualmente el pasodoble "Manolete" cuando
Finito o cualquier otro torero califal están cuajando faena o
cuando acaban de matar su toro. Y, a la inversa, no parece que
el Ave haya unido más a los cordobeses con Sevilla. El
cordobés, en verdad, quiere el Ave para llegar antes a
Madrid, porque en Sevilla sigue sin habérsele perdido nada,
diga lo que diga la Junta en materia de vertebración
intrarregional. Un dato: el cordobés prefiere leer los
periódicos de Madrid antes que los de Sevilla.
Gracias a que los cordobeses
como Rafael Merino quieren un Ave tardío para no tener que
quedarse a dormir en Madrid, los sevillanos podremos ir a los
toros en San Isidro o a ese acto que empieza a las 8 de la
tarde y está más que terminado a las 9 y cuarto, pudiendo
volver a casa antes de que los niños salgan para su movida
nocturna. Principio quieren las cosas. A ver si tras la
iniciativa cordobesa de Merino, algún diputado o concejal de
Sevilla convence a la Renfe que el último Ave a las 22 horas
aún es demasiado temprano. Que ya que la línea es un éxito
de explotación, deben imitar a aquellos antiguos
aviones nocturnos de Iberia, los que llamaban "el
golfo", que salían de Barajas a primera hora de la
madrugada. ¿Por qué no un
"Ave golfo", que salga de Madrid y de Sevilla a las
12 de la noche, a fin de que nos podamos ahorrar el hotel
cuando tenemos que estar obligatoriamente en una cena, o en
una reunión que no acaba hasta las 10 de la noche? No sería,
además, ninguna puñalada trapera a la hostelería, visto que
en Madrid, con tanto congreso y tanta capitalidad europea,
cada vez es más difícil encontrar una habitación de hotel
donde esperar el Ave de las 8 o de las 9 de la mañana.
Así que, políticos
andaluces de cualquier partido: imiten a Merino, a ver si
entre todos ustedes consiguen que tengamos un "Ave
golfo", que no será ninguna golfería. Ni ninguna
tontería.