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Tiempo
de Carnestolendas en España, de Vinaroz a Cádiz, de Tenerife a
Isla Cristina: murgas callejeras, papelillos, serpentinas,
reinas del Carnaval
con siete mil toneladas de plumas en todo lo alto, como María
Jiménez, pero a lo bestia. Dicen en las tiendas de disfraces
que nunca se vendieron tantos tricornios de plástico como este
año. Los tricornios son por lo mismo que ganan el premio las
reinas de los carnavales canarios: por las plumas. El Carnaval
es como un anuario satírico de España: te haces con una
sábana vieja un mono blanco y vas de voluntario del chapapote;
pintas el tricornio de rosa y vas de picoleto salido del
armario.
Mientras que si vas de
chapapote Rajoy no te dice nada, cuidadito con el tricornio
rosa. El Carnaval es la subversión del orden, pero dentro de un
orden. En Cádiz se ha visto la copla de las coplas de Carnaval.
Las agrupaciones carnavalescas están derrochando ingenio en el
concurso. Han puesto como no quieran dueñas a Aznar, a Fraga,
al Papa, a Teófila. Ninguno de ellos ha enviado un comunicado
de protesta. Pero han salido los chirigoteros vestidos de
guardias civiles que se besan y han cantado que los picoletos
van a tener que desfilar con pamela, y los colegas de Colega han
dicho: "Sabemos que estamos en Carnaval y que en estas
fiestas se puede cantar cualquier cosa a cualquier persona, pero
ahora bien, nosotros somos un colectivo que vela por los
derechos de los gays, y no nos podemos quedar callados."
Confirmo un viejo pálpito: el
pueblo, cuando se pone a cantar, es muy distinto que cuando se
pone a votar, y hasta a los que se dicen de izquierdas les sale
la caverna que llevan dentro, aunque lo disimulen el resto del
año. Digo esto a propósito de los disfraces con el tricornio
de color rosa o de las coplas chirigoteras sobre los civiles
mondrigones. Las agrupaciones cantan en el Carnaval de toda
España un discurso perfecta y reaccionariamente homófobo, como
ha dicho Colega. Discurso del chiste fácil que está en
contradicción con muchas otras tesis que los comparsistas
cantan contra el maltrato a mujeres, contra la xenofobia, contra
el racismo. Hay un sustrato reaccionario del "Vivan las
caenas" en el pueblo que me asusta. En los pecados del
Carnaval, nadie resiste la tentación homófoba; llegan a lo que
ni siquiera se atrevió a decir "La Razón". Solamente
he oído una copla según la estricta observancia del artículo
14 de la Constitución. La cantó
la chirigota "Quince en la Piera":
"Para salir del armario/hay que tener dos cojones."
O a lo mejor hay que tenerlos
para lo otro, para cantar lo que piensa la gente en verdad,
aunque tope con la Iglesia de la ideología dominante. ¿Somos
tan tolerantes como aparecemos, o somos como cantan las coplas
fáciles de los civiles mariquitas? A lo mejor los disfraces de
España son al revés. ¿Cuándo se disfrazan? ¿Cuando en
Carnaval se ponen un tricornio de color rosa, o cuando el resto
del año van disfrazados de tolerantes por miedo a la nueva
inquisición de lo políticamente correcto?
Guía
de los Carnavales 2003
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artículos en la web de El Mundo
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