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Zarrías
se ha mosqueado bastante por el multitudinario homenaje al Cura
Que es Más que un Cura, don Miguel
Castillejo. El Barsa es
más que un club y El Cura es más que un cura. De momento no es
cura, es canónigo: de Sevilla y de Córdoba, además. Es casi
como la tintorería Larios que anunciaban por Radio Sevilla con
la frase que Juan Valladares recuerda entre sevillana y
sevillana: "Tiene sucursales en Sevilla, Cádiz, Huelva,
Jerez y Córdoba". A Zarrías le falta el sentido del humor
porque se ha cabreado y ha dicho con las del beri que la Caja de
Córdoba bien vale una misa en la Catedral de Sevilla. Claro,
como quieren quitar al cura de enmedio como sea... Ni en el
momento más duro de la guerra de Irak tenía Bush tantas ganas
de quitar de enmedio a Sadam Hussein como las que tiene Zarrías
de hacer desaparecer al Cura del mapa de las Cajas. Si por él
fuera, no le dejaba ni un cajero automático.
Y lo de Castillejo tiene
muchísimo mérito. A la vista está. No digo ya solamente por
el montante y sonante de su Caja, por los poderes que lo apoyan,
por su valentía al convertirse en símbolo de la resistencia al
poder omnímodo de la Junta, ante el que todos hocican, a babor
y estribor, los grandes empresarios y los pequeños, los
banqueros y hasta los barqueros de Cantillana que pasan al Curro
Jiménez de turno a la orilla juntera para establecer allí la
partida de las conveniencias y del "vamos a llevarnos
bien... todo lo que haya que llevarse".
El mayor mérito de Castillejo
es que ha conseguido que sus empleados conviden a 6.500 personas
a comer gratis total. ¿Usted sabe lo que son 6.500 personas?
Pues con el aforo del buen cubero se lo digo: exactamente media
plaza de toros de Sevilla. Usted, si quiere tirar la casa por la
ventana y convidar a comer a gente gratis total, puede llegar,
¿qué digo yo?, a encontrar una docena de gorrones para
invitarlos a comer; dos docenas incluso; vamos a poner que tres
docenas tirando muy largo. A partir de ahí, se encuentra con
las excusas:
-- No, perdona, pero el sábado
no puedo, es la boda de una sobrina mía...
-- ¿El sábado dices? ¡Qué
lástima, no puedo! Tenemos que ir a dar la señal del
apartamento de Matalascañas para agosto...
Encontrar en Andalucía un
sábado de julio, en pleno verano, a 6.500 personas que se dejen
convidar a almorzar sin oponer la menor resistencia sólo puede
lograrse si está por medio el nombre de Castillejo. ¿Usted
sabe lo difícil que es encontrar a 6.500 mangones de almuerzo
un fin de semana de pleno verano? Eso quiere decir de momento
que 6.500 suegras se quedaron sin ser llevadas a la playa. ¡Con
lo que le gusta a la suegra andaluza que la lleve su yerno el
sábado a la playa! Y lo que no saben los que se quieren cargar
a Don Miguel es que las 6.500 suegras estaban, además,
encantadas:
-- Nada, hijo, si es por ir al
homenaje de Castillejo, por mí no te preocupes. Pero no te
olvides de darle muchas memorias mías: dile que si se acuerda
de Manoli de cuando estaba de párroco en Peñarroya-Pueblonuevo.
Lo que ha conseguido Castillejo
no lo logra ni la Junta con todo su poder, por eso están tan
cabreados. En julio y en fin de semana no hay novilladas en la
Maestranza, porque no va nadie; cierra el comercio, porque no va
nadie; los bancos no abren, porque no va nadie. Pero si se
mienta el nombre de Don Miguel, un sábado de julio puede
encontrarse a 6.500 que se dejen convidar a almorzar. ¿Echarlo
de Cajasur? ¡De ninguna manera! Lo que hay es que llevarlo
urgentemente al Libro Guinnes de los Récords...
SOBRE MIGUEL CASTILLEJO, EN
EL REDCUADRO
El cura perulero
Miguel Castillejo, mártir cordobés
La Batalla de Castillejo, con Magdalena Alvarez de cantinera
A por el cura...
El cura de Córdoba
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