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Me
encanta sentarme a escuchar y ver pasar el sonido de las
palabras de moda por la Pasarela Cibeles de la lengua. Van bien
lindas, a la última. Con mucho "glamour", otra
palabra que se lleva mucho. Tanto, que ya está en la vigésimo
segunda edición del DRAE: "Encanto sensual que
fascina". Y que no sé cómo, una vez puestos, no han
admitido los académicos que se castellanice del tirón y se
escriba glamur, como yogur.
Una de las palabras que más se
lleva es "fuerte". Fuerte es automáticamente todo lo
que sorprende a las generales tragaderas de la mentalidad
dominante. Los programas del corazón parecen litorales
virreinales de las costas caribeñas: están llenos de
"fuertes". En boca de todas las que, por otra parte,
no tienen vergüenza:
-- Eso que acabas de decir es
muy fuerte, Lara...
-- Eso que me has contestado es
muy fuerte, Maite...
En este mundo "light"
de la cerveza sin alcohol, la gasolina sin plomo, el café sin
cafeína y los huevos sin colesterol contrasta que esté de moda
la palabra "fuerte". Fuerte ya sólo se lleva el
adjetivo "fuerte". Lo políticamente incorrecto mismo,
es siempre fuerte. Muy fuerte.
Y es muy fuerte también otra
palabra muy de moda, que no se oye otra cosa en las tertulias de
la radio: "calado". El calado es a los tertulianos de
la política lo que la condición de fuerte para las tertulianas
de la poca vergüenza de peaje. ¿Que a ver si el Constitucional
se hace eco del clamor popular y mete de una vez a Los Albertos
donde deben estar, que es en la cárcel? "Eso es un tema de
mucho calado", dice inmediatamente el pontífice de guardia
de las ondas. ¿Que es una pena que la opinión pública no haya
valorado el patriótico y sereno dolor del padre del asesinado
sargento Bernal? "Eso es un tema de mucho calado",
afirma el de la guardia entrante. Y así, calado para arriba y
calado para abajo, cuando termina la tertulia estamos calados:
hasta los huesos de la modita dichosa.
Dicen que España, a pesar de
sus miles de kilómetros de costa, vive de espaldas al mar.
Embuste. En las tertulias no se habla de otra cosa que del
calado, que es estrictamente marítimo, portuario, naval: salve,
Estrella de los Mares. El lenguaje políticamente correcto de
los comentaristas ha pasado del Ejército del Aire a la Armada.
Antes se valoraba la importancia de los temas con una palabra
aeronáutica: envergadura. Ahora, con una voz naval: calado. Los
temas que ahora son de mucho calado ("profundidad que
alcanza en el agua la parte sumergida de un barco") eran
antes de mucha envergadura ("distancia entre los extremos
de las alas de un avión"). De la Virgen del Loreto, a la
Virgen del Carmen. Pues nada, hijos míos, seguid
calafateándonos con el calado. Y para que no me digáis que no
sigo las tendencias de la Pasarela Cibeles de la jerga
política, escribiré en cuanto aproveche una collada lo que os
falta añadir: "Es un tema de mucho calado... ¿Qué digo
calado? De mucho calado, de mucha manga y de mucha eslora."
Con palabritas marineras me vais a venir a mí, que soy de Cai...
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