|   | 
                
                La
                escisión debe de ser una tradición sevillana. Muchas
                cofradías surgieron de la escisión de otras: descontentos que
                se hartaron de aguantar a un hermano mayor al que la vara dorada
                se le había subido a la cabeza y fundaron su propia cofradía.
                Pienso ahora mismito en el Beso de Judas. El Betis surgió de
                una escisión del Sevilla, allá en el rancho grande del
                Patronato de Papa Jones. La Monumental fue la plaza de toros que
                le salió a la Maestranza como escisión, donde Joselito se
                escindió de Belmonte. Casiodoro de Reina es una escisión de
                San Isidoro. A propósito de Isidoro: el propio socialismo
                sevillano es una escisión. En aquellos tiempos de Rege Joanne
                Carolo se presentaban como "sector renovado" frente al
                "sector histórico" de Toulouse. González es al
                socialismo como la Monumental fue a la Maestranza, con la
                diferencia de que el que entró en ruina y tuvieron que derribar
                fue el socialismo histórico, vamos, como si la plaza del Arenal
                hubiera sucumbido frente a la que ahora aún sigue asomando sus
                ruinas por la parte de la Buhaira.
                 En estos días celebran en
                Sevilla los 75 años de una escisión, curiosísima, que nos
                sirve para considerar cómo ha sido y cómo sigue siendo la
                ciudad. Son las bodas de diamante del Aero Club. 
                -- ¿Ese casino que ahora está
                en la avenida, junto a la plaza del Cabildo, y que antes estaba
                donde la lotería del Gato Negro? 
                Bueno, a ese casino tan
                exclusivo le llaman el Aero Club, pero no es el Aero Club. Se
                pronuncia Aero Club (o incluso más apocopadamente, "El
                Aero") pero se trata oficialmente del Real Club de
                Andalucía. El verdadero Real Aero Club de Sevilla no está
                allí por lo menos desde los años 50, cuando se produjo la
                escisión. Cuentan que una disposición de correspondencia entre
                los clubes obligaba al Aero a dejar entrar a los socios de todos
                los de España. El socio del Aero Club de Sabadell podía venir
                en Feria y hacer el señorito en la caseta del Aero, y el socio
                del Aero Club de Barcelona podía llegar el Jueves Santo y ver
                las cofradías junto a un apellido con ejecutoria de hidalguía
                en la parcela del Aero. Y hasta ahí podíamos llegar, cuando al
                Aero de toda la vida, como distinguido club a la inglesa, no
                entraban ni las mujeres, y sólo se les permitía el acceso por
                Semana Santa y en la cena de Reyes. 
                ¿Qué ocurrió? Pues que los
                verdaderamente aeronáuticos se fueron por un lado y los del
                exclusivo casino de la Avenida (junto a las periquitas del
                Valentino) se fueron por el otro. En la Avenida quedaron las
                aspas de los aviones del tiempo de Fernando Flores, las fotos de
                los monos blancos de aquellos muchachos pilotos muertos en la
                guerra civil. Quedaron los recuerdos de una clase social de
                "distinguidos sportmen", pioneros sevillanos de la
                Aviación. Echaron siete llaves y lo convirtieron en Real Club
                de Andalucía, chirrín, chirrán, y hasta tuvieron luego que
                vender el edificio para subsistir e irse a un local comercial. Y
                los que tenían otros vuelos más igualitarios se fueron a
                Tablada, donde funcionó muchos años el Aero Club propiamente
                dicho, con avionetas y esas cosas, que ahora, cerrado casi el
                santuario de la hispalense aeronáutica, me han dicho que se han
                llevado a la parte del Pinar de la Juliana. 
                Esto es Sevilla. Y más Sevilla
                todavía, el modo de celebración de los 75 años. El Real Aero
                Club lo ha celebrado con una jornada de puertas abiertas en
                Tablada, donde la gente ha podido montarse en los cacharritos de
                las avionetas. El autotitulado Aero, el Real Club de Andalucía,
                lo ha celebrado por el contrario con una jornada de puertas
                cerradas, de la que no se ha enterado nadie más que los socios
                y en la que han presentado un libro con la historia de la
                entidad. Así se escribe, se sigue escribiendo la historia de
                Sevilla. 
                 
                 
              
                Hemeroteca de
                artículos en la web    
                Biografía de Antonio Burgos   
 Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés 
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -  
                  
                
      
    Correo 
      
                 
                  |